Navidad (B)

25-12-2008 NAVIDAD (B)
Is. 9, 1-7; Sal. 95; Tit 2, 11-14; Lc. 2, 1-14

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Queridos hermanos:
- En el día de hoy celebramos el nacimiento del Hijo de Dios. Hace muchísimos años Dios Padre creó este universo y, como nos dice la Biblia, “todo era muy bueno” (Génesis 1, 31): el aire, las estrellas, las aguas, los montes, las plantas, los animales; hasta el ser humano era muy bueno, pero… el mal y el pecado hicieron que la creación se desestabilizara y se corrompiera en gran medida. Mas en ese momento Dios Padre hizo una promesa a toda la humanidad. En efecto, dijo Dios a la serpiente que, cuando ella hiriera en el talón al hombre, éste le pisaría la cabeza (cfr. Génesis 3, 15b). ¿No os fijasteis en las imágenes de la Inmaculada Concepción, en donde aparece una serpiente con la manzana en su boca mientras la Virgen María le pisa la cabeza? Pues eso significa que ella, la Virgen María, acaba con el poder del pecado y del mal. ¿Cómo? A través del nacimiento de su Hijo. Por lo tanto, vemos cómo la Navidad representa el cumplimiento de la promesa de Dios Padre a la humanidad al principio de la creación. Desde siempre y por siempre los hombres estábamos esperando este día, y hoy, día de Navidad, celebramos que Dios ha cumplido su promesa.
Las lecturas que acabamos de escuchar nos dicen todo esto. Así en la segunda lectura leemos que Jesucristo es el Salvador nuestro, el que trae la salvación a todos los hombres. En el evangelio se lee que el ángel anunciaba a los pastores que un Salvador había nacido, y la señal de ello era un niño recién nacido, envuelto de pañales y acostado en un pesebre. Lo mismo se dice en la primera lectura del profeta Isaías.
- Pero ¿en qué consiste esta salvación? Ante todo se ha de decir que la salvación no es una cosa ni es algo etéreo. La salvación es Dios mismo en la tierra en la persona de Jesús. Por lo tanto, si queremos la salvación, si buscamos la salvación, hemos de encontrar, coger y no soltar a Jesús.
* Jesús nos trae luz, una luz grande en medio de tantas tinieblas como tenemos.
* Jesús nos trae alegría y gozo en medio de tanta tristeza como nos rodea.
* Jesús rompe la vara del dictador y quema la bota que aplasta a los demás.
* Jesús nos trae la paz a todos los hombres, porque Dios ama a todos los hombres.
* Jesús nos purifica de nuestros pecados… por muy viejos que sean, por muy grandes que sean, por mucho daño que hayan hecho. Y es que este perdón y esta purificación de Dios harán que nuestra piel envejecida y arrugada quede como la de un bebé. Dios hará que nuestras manchas de pecados desaparezcan y quedemos más limpios que cuando usamos el mejor detergente del mundo. Dios hará que los recuerdos del pasado, que denuncian nuestros errores, pecados y malos hechos, que nos aplastan y nos martillean la conciencia una y otra vez, queden asumidos en la paz de Dios.
- ¿Cómo sabré yo que la salvación de Jesús, que Jesús mismo está en mi vida? ¿Cuáles son y cuáles deben ser los frutos de esta salvación en mi vida? * La salvación de Jesús estará en mí cuando yo sea instrumento de Jesús y de su salvación para los demás.
* Jesús estará en mí, como dicen las lecturas de hoy, cuando renuncie de verdad y de una vez por todas a una vida sin religión y sin Dios, pero no sólo teórica, sino y sobre todo prácticamente. ¿De qué me sirve ser católico creyente y no practicante?
* Jesús estará en mí cuando renuncie a los deseos mundanos.
* Jesús estará en mí cuando lleve una vida sobria, honrada y dedicada a las buenas obras.
* Jesús estará en mí cuando sea un hombre de paz, y transmita paz a los que me rodean.
- Voy a poner tres ejemplos de esto último que acabo de decir. Sabéis que yo grabo las homilías y, tanto escritas como habladas, las mando por correo electrónico y las cuelgo en Internet (en un blog). Pues bien, algunas personas escriben sus comentarios en Internet sobre las homilías. Hay un chico, David, que se está acercando a Dios y a su Santa Iglesia desde hace poco y sigue las homilías por Internet. El miércoles, 23 de diciembre, puso este comentario: “Buenas a todos. Gracias, padre, por esta homilía tan maravillosa. Estoy de acuerdo en que la Virgen María vela por todos nosotros en todo momento… Es nuestra madre y se comporta como tal. Estos días para mí han sido muy difíciles; he estado ingresado una semana en el hospital, y ¡ay! en la soledad del mismo me sentía acompañado de mi otra madre, la Virgen. Aunque parezca mentira me sentía acompañado por ella y cuidado; sentía como si alguien me estuviese cuidando cuando mis familiares se iban del hospital. Me decía que ojalá algún día pudiese entregarme a Dios con tanta plenitud como se entregó María a la voluntad de Dios sin poner ningún obstáculo. Hoy miércoles hemos ido a cantar una misa a la cocina económica de Oviedo para toda la gente desfavorecida y para los voluntarios, y en esta Misa, siempre estaba muy presente la Virgen María; nos estaba guiando y cuidando. Aprovecho este blog para animaros a que este fin de semana acudáis todos a Madrid al Encuentro de las familias. Yo es el primer año que voy a ir, y estoy muy orgulloso de ello, tengo ganas de decir a los cuatro vientos que...¡¡Quiero pertenecer a la familia Cristiana!! Un saludo para todos y Feliz Navidad a todos”.
También quiero contaros el caso de José Ángel. Es un padre de familia de unos 42 años. Tiene 3 hijos. Trabaja como profesor de religión y dedica su tiempo libre a estar con su familia, a atender como voluntario y con alumnos suyos el albergue de transeúntes “Cano Mata”. Por si fuera poco esto, los sábados por la noche coge un termo de chocolate caliente, que le prepara su mujer, y sale por Oviedo a dar conversación y un poco de chocolate caliente a los hombres y mujeres sin techo. Pasa también un poco de tiempo en la iglesia de las Esclavas para hablar con Jesús, su Salvador. Su mujer le espera despierta para escucharlo y darle ánimo.
Finalmente quiero reseñar aquí algunas palabras de un chico de Oviedo, Tino, que falleció hace unos 12 años. Tenía poco más de 30 años; murió de enfermedad y en los últimos meses de vida Dios se acercó a él a pasos agigantados. Para Tino su enfermedad fue su Navidad, es decir, Dios naciendo en su ser: “¡Bendita el alma que sufre, cuando se está haciendo buena!; también el cincel que esculpe hace sufrir a la piedra. Sufrir para conseguir una figura perfecta en la piedra, la escultura, en el alma, la belleza, que refleja al sonreír su bello rostro princesa […] ¡Bendita el alma que sufre, cuando se está haciendo buena…!” (8/95). “Ayer me sentí morir. La tremenda desintoxicación a que me estoy sometiendo llegó ayer al límite. Por momentos sentí que mi vida se consumía y tuve miedo, mucho miedo. Afortunadamente me encontraba rodeado de mi familia. Mientras por mi cabeza surgían alucinaciones, mi padre y Pablo (un hermano) intentaban tranquilizarme. Parecía el final, cuando miré a mi padre, rodeé mi mano por su cuello y le dije: ‘Papá, te quiero’. Milagrosamente mi corazón volvió a latir con normalidad y mi cabeza dejó de dolerme. Fue como si expulsara en ese momento el veneno del resentimiento, que nunca quise expulsar. Dios ha querido o creído conveniente esa situación de pánico para que de una vez abriera mi corazón a quien más me quiere, me quiso y me querrá siempre: MI PADRE” (6/4/96). “Nunca supe responder con precisión la cuestión: ‘anote su profesión’ […] industrial o comercial, técnico deportivo, animador recreativo, cualquiera puede valer. Pero ninguna mejor que la que voy a poner a partir de este momento. ¡Qué va, no me la invento! De profesión… PENITENTE” (29/4/96).