Domingo IV de Pascua (B)

3-5-2009 DOMINGO IV DE PASCUA (B)
Hch. 4, 8-12; Sal. 117; 1 Jn. 3, 1-2; Jn. 10, 11-18
Homilía de audio en MP3
Homilía de audio en WAV

Queridos hermanos:
Celebramos hoy el domingo IV de Pascua y también el domingo del Buen Pastor, es decir, a Jesús como el Pastor bueno, que conoce, ama y busca a sus ovejas. En este domingo quisiera hablaros de este Buen Pastor y de una de sus ovejas: Se llama Tini. De ella os he hablado ya el primer domingo de Adviento, en diciembre de 2007. ¿Os acordáis que os hablé de una mujer de Salinas que estaba muy enferma y le quedaba poco de vida y que de su boca salían unas “perlas preciosas”? Pues bien Tini murió el miércoles y el jueves oficié la Eucaristía de encuentro con su Amado Jesús.
La vida de Tini se prolongó un tiempo más del anunciado por los médicos. A finales de noviembre de 2007 dijeron aquellos que Tini no llegaría hasta las Navidades de ese mismo año. Sin embargo, ella estuvo aún año y medio más entre nosotros. En este tiempo su familia y tanta gente fueron testigos de los que Dios hizo en ella. Al llegar el jueves al templo una señora que la conocía bien dijo: “Tini era una santa”. Ella y yo entramos en contacto hace unos 4 años y desde entonces la acompañaba en dirección espiritual, o sea, cada cierto tiempo hablábamos, se confesaba y la orientaba en su vida espiritual.
Durante toda su vida Tini estuvo acompañada por el Señor. El fue su Pastor y ella quiso ser la oveja dócil y sumisa a su Amado Jesús. Así lo experimenté personalmente, pues la verdad es que siempre que estuve con ella en diversas ocasiones durante ese año y medio rápidamente yo escribía en un papel las palabras que salían de su boca, que para mí eran auténticas perlas de Dios.
- Fui a casa de Tini por primera vez el domingo 25-XI-2007 por la tarde después de avisarme su familia que su situación era muy grave. La más entera de todos los que encontré en su casa era ella. Tenía una paz que no era de este mundo. Las lágrimas se nos saltaban a sus hijos, a su marido, a mí…, pero a ella no. Ahí os van algunas de las perlas que he visto y escuchado en esa tarde del domingo:
* Al quedar a solas con Tini para administrarle los sacramentos me dijo que tenía una gran paz, que el Señor estaba haciendo con ellas cosas grandes y que notaba que la estaba preparando. Ella sentía como si estuviera subiendo una montaña y percibía que estaba ahora muy cerca de la cumbre.
* Una de sus hijas le decía: “Mamá, tú ¿por qué no lloras?” Y Tini le contestó: “Porque a mí no se me va a morir nadie”.
* Decía un yerno: “Es tan injusto esto, que le pase esto a ella”. Pero Tini lo vivía todo con gran paz.
* Algunos de la familia le pedían a Dios poder entender lo que le está pasando a Tini, pero después ya comprendieron que no es cosa de entender, sino de vivir.
* Me decía Tini que tenía que preparar yo la Misa de su fallecimiento: que quería que fuera una Misa de alegría, y no de un funeral de tristeza. Ella pasa a otro lugar en donde estará mejor, me decía.
- La vi otra vez el 10 de diciembre de 2007 por la tarde y éstas son otras perlas que copié de sus labios:
* Me decía Tini que la otra vez (25 de noviembre), cuando recibió la unción de enfermos, no notó el efecto en aquel instante, pero al día siguiente se sentía más fuerte, físicamente hablando, y más animosa. Y esto lo achacaba al sacramento recibido.
* Decía Tini que sí se encontraba algo mejor y que, si finalmente se curaba, sería gracias a Dios. Pero si Dios la llevaba con Él, entonces también era gracias a Dios. “Yo siento paz y, mientras la sienta, quiere decir que Dios me lleva con El”.
* Decía también Tini: “Noto que nada de lo que me hacen o me dicen me parece mal. Sin ningún esfuerzo por mi parte, todo lo disculpo. También es verdad que todos me tratan muy bien y son muy buenos conmigo”.
* “¡Cuánto noto la oración que hacen por mí! ¡Qué poder tiene la oración!”
* “Quiero ir a Miranda del Ebro a estar con Nieves (una hija suya), que está sola este fin de semana que viene” (Tini se preocupaba más de los demás que de sí misma).
* “¡Qué alegría poder recibir otra vez los tres sacramentos (penitencia, unción y comunión)!”, dijo Tini al llegar yo a su casa para darle los sacramentos.
- Otro momento en que la vi fue el 18 de julio de 2008 y también recogí unas cuantas perlas:
* “No puedo pedir nada más a Dios. Sólo darle gracias”.
* “Tenía que estar de rodillas en cada momento. Es una maravilla todo lo que estoy viviendo”.
* “Con esta enfermedad estoy descubriendo cosas que no podría descubrir por mucha oración que hiciera”.
* “El tiempo que Dios me da aquí, lo usa para poner en orden las cosas de mi familia”.
* “Si Dios me da más tiempo para educar a David (su hijo pequeño que entonces tenía unos 9 años), pues bien. Si no es así, me lo educará El”.
* “No puedo expresar todo lo que Dios me está dando en este tiempo”.
- Lo último que tengo recogido de ella es del 18 de octubre de 2008:
* “Lo único que hago es dar gracias a Dios. No me sale otra cosa. Bueno, miento, pido a Dios que me deje acompañar un poco más a David. Pero, por lo demás, doy gracias”.
* “Es una gracia tan grande lo que estoy viviendo que no sé explicarlo. No me salen las palabras”.
* “Cuando viene un sacerdote a verme, y me trae la comunión, o la unción, o me confiesa siento una alegría grande. Incluso me la notan las compañeras de la habitación de la Residencia (de Avilés)”.
¿Qué conclusiones saco yo de todo esto? 1) Tini, como dice S. Pablo, sembró espíritu durante su vida, por eso ahora cosecha y recoge Espíritu. Pero quien siembra en esta vida sólo para la “carne”, únicamente cosechará y recogerá luego “carne”.
2) Una muerte santa no se improvisa y una vida santa tampoco. Durante años Tini quiso vivir al lado del Señor, con muchos pecados y fallos, pero –repito- al lado del Señor. Quiso vivir ella y que viviera su familia y las gentes cercanas a ella de un modo muy próximo al Señor. Tini quiso ser del Señor y para el Señor, y sembró, y ahora está recogiendo los frutos.
3) Estamos en el tiempo Pascual, tiempo de resurrección y de vida. Me enteré del fallecimiento de Tini por un mensaje de móvil de su hija Nieves, quien me escribía que su madre estaba ya viendo el rostro de Dios. Sí, para quien muere y vive en la fe de Cristo resucitado, sabe y sabemos que la muerte no es el fin, sino que es la continuación de todo lo que aquí vivimos, pero de un modo purificado y para siempre.
4) En Tini se cumplen perfectamente las palabras de Jesús en el evangelio de hoy: “Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen”. Y es que Tini aprendió en este tiempo a conocer mucho más a su Amado y eso mismo queremos para nosotros.