Domingo de Ramos (B)

1-4-2012 DOMINGO DE RAMOS (B)

Is. 50, 4-7; Sal. 21; Flp. 2, 6-11; Mc. 14, 1-15, 47

Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

En el ritual romano sobre la celebración de la Santa Misa y, concretamente, para este Domingo de Ramos se dice que, después de la lectura de la Pasión del Señor, haga el sacerdote una “breve homilía”. Por ello, el sermón de hoy será más corto que en otros días.

Dice una historia que el día que Jesús entró en Jerusalén sobre un burro la gente gritaba aquello que acabamos de escuchar: “¡Viva, bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Viva el Altísimo!” El burro al escuchar todo aquello, se decía: “Yo debo de ser mejor burro y más burro que los demás burros, pues a mí me gritan alabanzas, me lanzas ‘vivas’ y a los demás burros no”. Entonces alguien que estaba allí se dio cuenta de lo que pensaba el animal por la cara de satisfacción que llevaba y le dijo: “No es por ti, sino por el que llevas encima”.

Aprovecho esta narración para animaros a vivir esta Semana Santa pensando lo menos posible en nosotros mismos y lo más posible ‘en el que llevamos encima’, es decir, en Cristo Jesús, que va a sufrir, a morir y a resucitar por nosotros y para nosotros. Pero para esto hay que prepararse con algunas acciones humanas y con algunas acciones divinas.

Veamos primero las acciones humanas de preparación:

- Ver los lugares en donde vamos a estar y los cultos con sus horarios. Por lo tanto, ordenar nuestra vida de estos días teniendo en cuenta todo esto. Recordar que la celebración más importante de todo el año es la de la Vigilia Pascual, el sábado por la tarde-noche.

- Asistir a dichos cultos y, además, dedicar un espacio prolongado para orar ante el monumento de Jueves Santo, ante una cruz el día de Viernes Santo y ante el sepulcro de Jesús el día de Sábado Santo.

- Realizar algunas lecturas que nos ayuden a centrarnos y a meditar sobre lo que sucede y celebramos en estos días: los cánticos del Siervo de Yahvé del profeta Isaías, los cuatro relatos de la Pasión de los evangelios, y otras.

- Algo de ayuno de comida, de TV, de lengua, de gastos superfluos, de egoísmo…

Veamos ahora las acciones divinas de preparación:

Estas ‘acciones divinas’ tenemos que pedírselas directamente a Dios. Aquí vamos a ir de la mano de S. Francisco de Asís: “Señor Jesús, te pido dos gracias para que me las concedas antes de que muera: la primera, que sienta en el alma y en el cuerpo, en la medida de lo posible, el dolor que tú, dulce Jesús, soportaste en la hora de tu crudelísima pasión; la segunda, que sienta en mi corazón, en la medida de lo posible, ese extraordinario amor que a ti, Hijo de Dios, te abrasaba hasta el punto de soportar de buen grado por nosotros, pecadores, una pasión tan terrible”.