Domingo IV de Cuaresma (B)


18-3-2012 DOMINGO IV CUARESMA (B)

Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
El evangelio de hoy nos narra un trozo de la conversación entre Jesús y Nicodemo. Hemos escuchado ideas muy densas y con gran profundidad. En una homilía sólo podemos pararnos un poco y sobre alguna de dichas ideas. A mí gustan éstas, que comparto con vosotros.
- “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna”.
Siempre me han sobrecogido las primeras palabras de esta frase: “Tanto amó Dios al mundo…” El ‘mundo’ es toda la creación de Dios: todos los planetas, todas las estrellas, todas las plantas, todos los valles, todas las montañas, todas las nieves, todos los animales marinos y terrestres, todas las grandes galaxias y todas las criaturas más microscópicas, pero el ‘mundo’ somos igualmente todos los seres humanos que han existido en el pasado, que existimos en el presente y que existirán en el futuro. A este mundo es al que Dios ama tanto. Dios siente una auténtica pasión amorosa por él; sí, Dios siente una ternura infinita por este mundo y a sus amigos les hace partícipes de dicha ternura y de dicha pasión amorosa. Ahí tenemos el ejemplo más acabado en San Francisco de Asís con su amor total a las criaturas de Dios. Para San Francisco de Asís eran amadas, porque, gracias a ellas, llegaba a Dios, descubría a Dios, veía a Dios. De ahí sus expresiones de amor y de fraternidad cósmicos (Cántico de las Criaturas): hermano sol, hermana luna, hermana agua, hermana fuego, hermana madre tierra, hermana muerte, hermano lobo, hermano hombre…
Aquí va otro ejemplo de cómo Dios transmite su amor a los hombres para que ellos sientan ese mismo amor por los hombres y por la creación. Hace pocos días un amigo me dejó la cinta de la película sobre la vida de Pablo Domínguez, sacerdote diocesano madrileño. No sé si la visteis. La película sobre su vida creo que se titula ‘la última cima’. No recuerdo muy bien. Voy a comentar sólo dos aspectos. A mí me hicieron mucho bien y espero que a vosotros también:
* Se narraba que a Pablo le gustaba mucho la montaña y que siempre que podía subía allá, bien solo, bien acompañado. De una manera u otra, cuando él llegaba a la cumbre, celebraba la Misa. Para ello portaba consigo todo lo necesario en su mochila. Hay un momento en la película que, quien interpreta a Pablo, alza el pan consagrado y lo levanta… para mostrarlo a toda la creación. La cámara sigue detrás de Pablo y filma cómo éste enseña a Cristo Eucaristía a todas las montañas. Él da una vuelta sobre sí mismo con Cristo en sus manos como diciendo: ‘Mirad, Éste es vuestro Dios. Éste es vuestro Creador. Arrodillaos ante Él”.
* En otro momento de la película se ve a una mujer de unos 35 años con una niña cerca de ella. La niña bebé era su hija y esta mujer daba testimonio de su encuentro con Pablo. Tiempo atrás esta mujer se quedó embarazada y, al hacer las pruebas sobre ella y sobre el niño, los médicos descubrieron que el niño venía con graves deficiencias y taras. Por eso, enseguida le aconsejaron el aborto. La mujer quedó hundida. Ella era creyente, pero no demasiado practicante, parece ser. Ante el hecho de estar embarazada de un hijo con malformaciones se rebeló contra Dios. En estas circunstancias conoció a Pablo, que le ayudó a sobrellevar su embarazo. Cada vez que la mujer se hacía una prueba médica los doctores le decían que efectivamente el niño venía mal, que él iba a morir enseguida, eso si llegaba a nacer, y que era mejor abortar. La mujer ayudada y sostenida por Pablo decidió seguir adelante con el embarazo. Finalmente, nació el niño con las taras que habían indicado los médicos; Pablo estaba con la madre, cuando ésta daba a luz, bautizó al niño y a las pocas horas el bebé se murió. Poco después se hizo un funeral por el niño y la madre repetía algunas de las palabras que había dicho Pablo en la homilía: ‘Para esto ha nacido este niño, para ser como un rayo de luz. Este niño dio luz a su madre, a los que estuvimos a su alrededor y ya se marchó para con Dios. De Dios vino y a Dios vuelve’. Y la madre del niño en la película certificaba que esto había sido así, porque aquel hijo con graves deficiencias, y que sólo había tenido en sus brazos unos instantes, le había mostrado el amor de Dios. Antes ella se preocupaba sólo de sus cosas. Y ahora, a través de su hijo había conocido al sacerdote, a través del sacerdote conoció más a Dios y ahora miraba las cosas y las personas de otra manera. Más tarde esta mujer quedó de nuevo embarazada. Pablo le dijo que la niña se iba a llamar Blanca y quería estar para el nacimiento de Blanca, pero no pudo ser, porque tuvo que ir a dar una tanda de ejercicios a unas monjas. Previniendo esta situación Pablo encargó a un amigo que entregase un ramo de rosas blancas a esta mujer cuando diese luz a Blanca y así lo hizo. Le entregaron las flores un domingo hacia las 5 de la tarde y esa misma tarde, hacia las 3, Pablo se había matado en la montaña.
Esta mujer comentaba cómo Dios le había mostrado su amor a través de un hijo con graves deficiencias y muerto de modo prematuro, y a través de un cura despeñado por la montaña.
“Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Por un hijo unos padres son capaces de todo o de casi todo. Estos días de atrás vi una entrevista que hicieron al padre de la chica de 16 años, la cual había denunciado a su progenitor por tenerla encerrada. A éste lo metieron dos días en la cárcel, a ella la ingresaron en un centro de menores, y luego ella se escapó, y su padre lo único que quería es que su hija apareciera; le decía que la quería y que volviera. Cuando la encontraron, el padre, a pesar de todos los disgustos que le había dado y le estaba dando, se abrazó a la hija para mostrarle su amor. Pues bien, si nosotros que no somos perfectos, amamos así a nuestros hijos, ¡cuánto más Dios, el Santo entre los santos, amará a su Hijo Jesucristo! Sin embargo, nos dice el evangelio de hoy que Dios Padre antepuso su amor por todos nosotros al amor que le tenía a Jesús. Dios Padre sabía que si entregaba a Jesús, Éste iba a ser asesinado de mala manera, pero de este modo se lograba la vida: una VIDA ETERNA para nosotros los hombres.
¡Cuánto nos amará Dios para anteponernos a su propio Hijo! Ante la disyuntiva de elegir entre salvar a un hijo o a otro, ¿a quién elegiría un padre o una madre cualquiera? Ante la disyuntiva de elegir entre salvar a un hijo o a un conocido o amigo, ¿a quién elegiría un padre o una madre cualquiera? Ante la disyuntiva de elegir entre salvar a unos hombres pecadores como nosotros o a su propio Hijo querido, santo y bueno, ¿a quién elegirá Dios Padre? Pues Dios Padre ya ha elegido: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna”.
Había cogido tres frases al comenzar a preparar esta homilía, pero ya he agotado todo el tiempo con la primera. No obstante, os dejo como regalo las otras dos frases seleccionadas para que las oremos durante esta semana de la Santa Cuaresma:
- “Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”.
- “El que realiza la verdad se acerca a la luz”.