Domingo de la Santísima Trinidad (B)


3-6-2012                                 SANTISIMA TRINIDAD (B)

Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
Celebramos hoy la festividad de la Santísima Trinidad. En el Evangelio nos dice Jesús: “…bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
- Los judíos tienen una fe rígidamente monoteísta: existe un solo Dios. Igualmente los musulmanes tienen una fe absolutamente monoteísta: hay un solo Dios. También los Testigos de Jehová son monoteístas en este mismo sentido; por eso, no son considerados cristianos, ya que no aceptan a Jesús como Señor y como Dios. Únicamente reconocen a Dios Padre como Dios. Sin embargo, los católicos, los protestantes y los ortodoxos, es decir, los cristianos somos monoteístas, puesto que creemos en un solo Dios, pero también creemos que este único Dios tiene tres personas divinas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¿Por qué creemos esto? No porque un Papa, o Lutero, o un patriarca ortodoxo lo hayan ‘inventado’ hace ya muchos siglos, sino porque el mismo Jesucristo nos lo ha revelado: Dios es uno y a la vez es tres, Dios es un solo Dios y a la vez en Él hay tres personas: “…en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
- Hay creyentes que dicen en un momento de su vida que tienen mucha devoción al Padre, pero no tanta al Hijo, o al Espíritu Santo. Otros dicen que su oración y su fe se dirige principalmente hacia el Hijo, pero no hacia el Padre o hacia el Espíritu Santo. Finalmente, otros hablan de su fe y confianza absoluta en el Espíritu Santo, pero el Padre y el Hijo quedarían en una cierta penumbra. Unos justifican esto en que el Padre tiene para ellos una imagen de un Dios severo y castigador; para otros el Espíritu Santo les es muy desconocido; etc. En este sentido, puedo hablar desde mi experiencia: Hay momentos en la vida de fe en que en nuestro espíritu se hace más presente una persona u otra de la Santísima Trinidad. ¿Qué hacer en estas circunstancias? Debemos acoger y dejarnos envolver en cada momento por la persona divina que percibamos más claramente en ese instante o en ese período de tiempo. Además, hemos de tener en cuenta que en cada una de ellas están las otras. Si uno se dirige a Jesús, en realidad está confesando su fe en las tres personas divinas. Pienso que no importa que se tenga más devoción a una persona o a otra, porque –repito- en cada una de ellas… están las otras.
- Digamos ahora algunas palabras sobre cada una de las tres personas de la Santísima Trinidad:
1) El Padre. Dios Padre es el Creador del universo y de todos los hombres. Él ha pensado en nosotros desde siempre, pero Dios no piensa en nosotros y en la creación sólo con la cabeza: el pensar de Dios comporta todo su ser: su corazón, sus entrañas, su mente…. Dios Padre nos ha amado desde siempre y para siempre; Dios no tiene otra forma distinta de pensarnos que la de amarnos. Dios nos ama como Padre, pero también nos ama como Madre: Al inicio de esta semana fui a la provincia de Burgos y me hospedé en casa de un matrimonio amigo. Tienen dos hijos: la niña mayor de unos 4 años y el pequeño de poco más de 1 año. El lunes por la mañana nos levantamos y de lo primero que hicimos fue ir a una habitación que habían convertido en capilla, y allí toda la familia se puso en oración. Hicieron que la niña dirigiera la plegaria mientras su hermanito enredaba por allí, pero todos hacían oración a Dios. Luego a las tres de la tarde subimos otra vez a la capilla para rezar una corona del rosario de la Misericordia. Y en todo ello descubrí la acción maravillosa de Dios Padre en esta familia. Ellos, los padres humanos, se portaban con sus hijos como el Padre mismo hacía con todos ellos. Los niños aprenden desde bien pequeños que dependemos de Dios, pues Él nos ha creado y amado desde antes de ser concebidos, y también aprenden que Dios es Padre, Madre, Hermano, Amigo, Confidente, Compañero…
Alguien puede pensar que, a esas edades, no será mucho lo que asimilen los niños; pues os voy a narrar un hecho que me contó la madre. Este suceso le había maravillado y yo lo traslado a la enseñanza y al ejemplo de la fe que hacemos con los niños y con los no tan niños. Resulta que el niño, de poco más de 1 año, se hizo caca y la madre le cambió el pañal. El pañal sucio lo dejó un momento en el suelo mientras recogía otras cosas que había usado para el cambio y, de repente, la madre vio como su hijo cogía el pañal sucio y se iba pasillo adelante. La madre lo siguió para ver qué hacía. Pues bien, el niño llegó a la cocina, abrió una puerta en donde estaba el cubo de la basura, quitó un poco la tapa del cubo y echó allí el pañal sucio, justo como había visto hacer otras veces a sus padres. Por eso, digo que hagamos el bien, pues siempre queda algo en los demás; a veces más de lo que pensamos. Eso mismo hace Dios Padre con nosotros.
2) El Hijo. Jesús, Hijo obediente de su Padre Dios, siguió las indicaciones del Padre y así el Hijo se convirtió en nuestro hermano, igual a nosotros menos en el pecado. Jesús, hermano de los niños muertos en el incendio de centro comercial en Qatar; hermano de los padres de esos niños; hermano de los niños asesinados en Siria; hermano de los hombres en paro y de sus familias; hermano de los que sufren y de los que mueren; hermano de los que nacen y de los que se alegran; hermano de los que tienen fe en Él y de los que no tienen fe…
3) El Espíritu Santo. Del Espíritu, valga por hoy lo que ya he dicho el domingo pasado, en Pentecostés.