Inmaculada Concepción (C)



8-12-12                                INMACULADA CONCEPCION (C)
Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
            En el día de hoy quisiera que reflexionáramos sobre dos ideas: 1) sobre la Virgen María y 2) sobre el buey y el asno en el portal de Belén.
            1) Vamos primero con la Virgen María:
            * Celebramos hoy la festividad de la Inmaculada Concepción de María, no es una fiesta aparte del tiempo de Adviento en el que estamos. María sólo tiene sentido en Cristo y en la Iglesia, y dentro de ellos es donde tiene toda su importancia. Cuando en el Concilio Vaticano II se redactó la constitución Lumen Gentium, que trata sobre la Iglesia, se discutió en el aula conciliar si era mejor elaborar un tratado aparte de la Virgen María o si se la incluiría dentro de la Iglesia. Algunos obispos decían que la Virgen María era tan importante, que se merecía un documento sólo para ella. Otros obispos, que fueron los que finalmente predominaron, decían que, como la Virgen María era tan importante, era mejor ‘meterla en casa’ de los hijos que hacerle una casa de oro, pero fuera de la casa de los hijos. Al final, se redactó el octavo capítulo de la Lumen Gentium dedicado a la Virgen María.
            Sí, muchas veces hemos rezado y pensado en María como una figura solitaria, importante por sí misma. Esto ha traído que, en no pocas ocasiones, le hayamos dado un tinte acaramelado o semidivino y, por reacción, otros (vg. los protestantes) hayan rechazado la figura de María.
            * María es la llena de gracia desde el mismo instante de su concepción. Pero este gesto gratuito y soberano de Dios hay que entenderlo en vistas a la realización de su plan salvador que culmina en Cristo. “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo [¼] concebirás en tu vientre y darás luz a un hijo. Será grande y se llamará Hijo del Altísimo.”
            Sí. La iniciativa de pecar, de querer prescin­dir de Dios, fue del hombre; Dios enseguida contestó con la salva­ción: la iniciativa salvífica parte de Él. Por eso, Dios escoge a María, que es la nueva Eva que pisa la cabeza de la serpiente. La antigua Eva nos introdujo en el pecado. La nueva Eva nos introduce en la salvación de Dios. La frase de S. Pablo: “El nos eligió en la persona de Cristo –por pura suya- para que fuésemos santos e irreprochables ante El por el amor”, se ha cumplido en María de un modo perfecto y ella es el signo y el modelo de que la salvación de Dios puede hacerse realidad en nosotros.
            * A la invitación de Dios, que hemos escuchado en el evange­lio, María responde con un SI incondicional. Por ese SÍ, María se pone totalmente en manos de Dios y acepta secundar sus planes hasta el final. Pero ¡atención!; no es un SÍ obligado, ni por la manifestación del poder de Dios, ni por el temor de desobedecer a Dios. Es un SÍ libre y responsable. Por eso María es grande. De esta manera y gracias a ese SÍ, María se ha constituido en Madre de Dios y en Madre nuestra. Ella es Madre de la Iglesia y modelo de los creyentes. Lo más importante de María es que dio el SÍ a Dios y esperó en ‘su Adviento’ (embarazo) al Salvador. No fue en ella lo más importante el que fuese la madre de Jesús. Él mismo nos lo da a entender en dos pasajes del evangelio: “Mi madre y mis hermanos son los que cumplen la voluntad de mi Padre”. O “más bien dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”.
            * María es nuestro ejemplo en este Adviento. Que María nos ayude a esperar activamente a su Hijo, a nuestro hermano mayor, a Jesús que es el Hijo de Dios.
2) Hace pocos días saltaba a los teletipos de los medios de comunicación social titulares de esta índole: “Nueva interpretación del Evangelio. Según el Papa en Belén no había asno ni buey”, “El Papa elimina el buey y el asno”, “El buey y el asno, en paro”, “Benedicto XVI rediseña el nacimiento”. A la vez se hacían viñetas humorísticas ocurrentes sobre estos titulares, como cuando dibujaron a un asno con una pancarta en la que se leía: ‘Stop desahucios’ ante el portal de Belén. Igualmente, en las televisiones y en las radios se comentaron con profusión ‘estos pensamientos revolucionarios’ del Papa. Finalmente, la gente en la calle se escandalizaba y ‘perdía’ un poco más la fe. Todo ello venía a cuento uno de los pasajes del más reciente libro del Papa: “La infancia de Jesús”.
Pregunta: ¿Hay que hacer caso a todo lo que ponen los periódicos, a todo lo que se dice en la radio y en la televisión, a todo lo que se escucha por la calle? Respuesta: Hay que ir a la fuente y leer detenidamente lo que dijo en realidad el Papa. Algo tan obvio y elemental, sin embargo, es lo que falta en casi todas las ocasiones. En efecto, tanta gente, periodistas y no periodistas, han hablado y opinado sin haber leído el libro del Papa. Pero, entonces ¿qué dijo el Papa? Vamos a ello:
En el libro del Papa Benedicto XVI (La infancia de Jesús, Ed. Planeta, Barcelona 2012, 76-77) se dice textualmente: “Como se ha dicho, el pesebre hace pensar en los animales, pues es allí donde comen. En el Evangelio no se habla en este caso de animales. Pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna, remitiéndose a Isaías 1, 3: ‘El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende’ […] Así, el pesebre sería de algún modo el Arca de la Alianza, en la que Dios, misteriosamente custodiado, está entre los hombres, y ante la cual ha llegado la hora del conocimiento de Dios para ‘el buey y el asno’, para la humanidad compuesta por judíos y gentiles. En la singular conexión entre Isaías 1, 3, Habacuc 3, 2, Éxodo 25, 18-20 y el pesebre, aparecen por tanto los dos animales como una representación de la humanidad, de por sí desprovista de entendimiento, pero que ante el Niño, ante la humilde aparición de Dios en el establo, llega el conocimiento y, en la pobreza de este nacimiento, recibe la epifanía, que ahora enseña a todos a ver. La iconografía cristiana ha captado ya muy pronto este motivo. Ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno.
Conclusiones: a) El Papa pone de manifiesto que en los evangelios, al escribir sobre el nacimiento de Jesús en el pesebre, no se menciona la presencia de un buey y de un asno, como tampoco se menciona ni la paja, ni las herramientas, ni los aparejos… 2) También dice el Papa que, muy pronto, los cristianos al leer las Sagradas Escrituras vieron en el buey la representación del pueblo de Israel y en el asno al resto de la humanidad, los cuales asistían al nacimiento del Hijo de Dios, salvador nuestro. 3) Por ello, enseguida se representó iconográficamente en el portal de Belén al buey y al asno como signo de todos los hombres: pasados, presentes y futuros. 4) En conclusión, el buey y el asno forman parte del nacimiento de Jesús, pues por todos nosotros ha venido a este mundo.
¡Ya está! ¡Misterio solucionado!