4-5-08 DOMINGO DE
Hch. 1, 1-11; Slm. 46; Ef. 1, 17-23; Mt. 28, 16-20
Queridos hermanos:
En el día de hoy confluyen dos acontecimientos en los que hemos de pararnos:
Primero.- Hoy se celebra la festividad de
“Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados. Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había muerto y prosiguió su camino con sus dos animales... La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro. El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él el siguiente diálogo: -Buenos días. - Buenos días, respondió el guardián. - ¿Cómo se llama este lugar tan bonito? - Esto es el Cielo. - ¡Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos! - Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente. - Pero mi caballo y mi perro también tienen sed… - Lo siento mucho, dijo el guardián, pero aquí no se permite la entrada a los animales. El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber solo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante. Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puertecita vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles. A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía. - Buenos días, dijo el caminante. El hombre respondió con un gesto de la cabeza. - Tenemos mucha sed, yo, mi caballo y mi perro. - Hay una fuente entre aquellas rocas -dijo el hombre, indicando el lugar-. Podéis beber tanta agua como queráis. El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed. El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre. - Podéis volver siempre que queráis, le respondió éste. - A propósito ¿Cómo se llama este lugar?, preguntó el hombre. - EL CIELO. - ¿El Cielo? - Sí. - ¡Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo! - Aquello no era el Cielo, era el Infierno, contestó el guardián. El caminante quedó perplejo. - ¡Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡Esta información falsa debe provocar grandes confusiones!, advirtió el hombre. - ¡De ninguna manera! En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos...”
Jesús no nos abandona nunca. El calma su sed, cuando nosotros sus amigos también podemos calmar junto con El nuestra sed. El entra en el cielo, pero sólo cuando nosotros podemos entrar también con El en el cielo. Además, no se conforma con tener sólo dos amigos, no se conforma con el hecho de que unos pocos lo acompañen en el cielo. Quiere que haya más gente…, muchísima más gente en el cielo; por eso, en el evangelio de hoy nos encarga a nosotros, sus amigos que le busquemos nuevos amigos: “Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”
Los dogmas católicos no son verdades frías y alejadas de nuestra realidad y de nuestras necesidades. Cuando alguna vez os pregunten qué significa el dogma de la Ascensión de Jesús a los cielos, ya sabéis lo que tenéis que contestar: Es la historia de un amor y de una amistad.
Segundo.- Hoy en Asturias y en toda España subraya
Hasta el año pasado, al poner
Como os he dicho más arriba, otro de los medios para financiar
¿En qué se gasta el dinero
En el año 2005 se hicieron los siguientes cálculos (yo lo copio tal y como me llegó): 1) En España
El prestigioso economista José Barea estima que