Domingo IX del Tiempo Ordinario (A)

1-6-2008 DOMINGO IX DEL TIEMPO ORDINARIO (A)
Dt. 11, 18.26-28.32; Slm. 30; Rm. 3, 21-25a.28; Mt. 7, 21-27




Este domingo predicaré la segunda parte de la homilía del Corpus Christi, sobre la explicación de las partes de la Misa. Creo que es interesante y el otro día no me dio tiempo a acabar lo que había preparado.

Domingo del Corpus Christi (A)

25-5-08 CORPUS CHRISTI (A)

Dt. 8, 2-3.14b-16a; Slm. 147; 1 Co. 10, 16-17; Jn. 6, 51-58




Queridos hermanos:
Quisiera en la Eucaristía de hoy explicaros algunos de los ritos que hacemos dentro de la Misa y su significado. Estamos tan acostumbrados a estar en Misa, a oír Misa, a celebrar la Misa, que quizás no sabemos o no nos preocupamos por profundizar en lo que hacemos. (Visto desde afuera y desde los ojos de una persona que nunca haya presenciado nada parecido, dirá que hay un lugar en donde aparece un hombre vestido de faldas, que habla casi todo sólo él, que la gente se levanta y se sienta, que algunos cantan, que algunos farfullan no sé qué y, al final, que el de las faldas come y bebe algo, él sólo, y que algunos de los que se sientan y se levantan también van a comer algo, pero beber, no beben).
La Eucaristía tiene cuatro partes fundamentales:
1) Ritos iniciales de la Misa
- Al comenzar, el sacerdote venera el altar con un beso; altar donde Cristo va ser sacrificado, altar que contiene reliquias de mártires y de los santos.
- En nombre de la Trinidad se comienza la Misa: “En el nombre del Padre...” (Con tres dedos y dos dedos
à Sta. Inés).
- El sacerdote saluda: “El Señor esté con vosotros”. Existe un diálogo con los fieles. El sacerdote en ese momento es Cristo y saluda a sus hermanos. El Sacerdote es también un fiel cristiano y a la vez hace presente a Cristo.
- Acto penitencial, reconocimiento de nuestro ser pecadores (perdón de los pecados veniales).
- Gloria, himno compuesto por los cristianos del siglo II. Tiene la estructura trinitaria.
- Oración colecta, se recogen en oración los sentimientos de la asamblea.
2) Liturgia de la Palabra
Con la Palabra se instruye al Pueblo: revela la salvación y hace presente al Señor. Y el Pueblo en diálogo acepta esta palabra (“Palabra de Dios”
à “Te alabamos, Señor”).
- Domingos y festivos. 1ª lectura del A.T., salmo responsorial, 2ª lectura N.T., evangelio. Importancia de leer bien, que se entienda, no leer rápido, preparar las lecturas: (“trazan sendas por el mar”, “tu mujer como parra fecunda”, “grito estentóreo”, “Espíritu Paráclito”).
- Homilía: instrucción del Pueblo y aplicación a su vida diaria. Ha de ser preparada y orada.
- Credo. Fórmula trinitaria. Creo en Dios, Padre todopodero­so (¿por qué no acaba con las guerras? y, sin embargo, Dios es todopode­roso) Credo no es recitar mecánicamente, es poner todo mi ser en ello. Creo en Jesús encarnado, nacido, muerto, resucitado para nuestra salvación. Creo en el E.S. Creo en la Iglesia (S. Cipriano "no puede tener a Dios por Padre, quien no tiene a la Iglesia como madre"). Creo en la comunión de los santos (vivos, difuntos [funerales, aniversa­rios, de otro modo no tiene sentido orar por ellos], los del cielo). Creo en la resurrección de los muertos.
- Oración de los fieles, donde se pide por nuestras necesi­dades, las de la Iglesia, las del mundo, no sólo por mis cosas. Senti­do de la catolicidad (universalidad).
3) Liturgia de la Eucaristía
- Colecta dineraria, signo de comunión y de amor mutuo. Para atender las necesidades de la propia comunidad.
- Ofertorio: Se presentan pan, vino, nuestras propias vidas y personas. El agua en el vino recuerda el agua que salió del costado de Cristo junto con la sangre.
- Prefacio: es alabanza al Señor y acción de gracias. Es nuestro deber y salvación darte gracias y glorificarte. Y termina con el Santo, canto de alabanza recogido de los labios entusias­tas de los israelitas en Jerusalén.
- Plegaria eucarística. Importancia de que el sacerdote lea despacio las oraciones, y no a las carreras o de modo rutinario. Hay varias plegarias eucarísticas. ¿Cuántas Misas habéis escu­chado? ¿Cuántas Misas habéis celebrado? Una. Sólo hay una Misa, la que Jesús hizo con los apóstoles el Jueves Santo, antes de sufrir la pasión. Cristo nos hace presentes en aquel momento, o se hace él presente junto con los apóstoles en nosotros. Cristo entregó su vida, su carne, su sangre… sólo una vez. No es teatro lo que hacemos nosotros de una cosa que sucedió hace casi 2000 años. Verdaderamente somos transporta­dos a aquel momento de un modo misterioso. Vamos a seguir el modelo de la 2ª plegaria para explicar su contenido:
* El es fuente de santidad, no nuestro esfuerzo.
* El E.S. por las manos del sacerdote acude.
* El sacerdote presta a Jesús los labios, la lengua, la garganta para las palabras de la consagración.
* "Tomad y comed", no "Tomad y ved como come el cura".
* Cuerpo entregado, despedazado por nosotros. Sangre derramada por nosotros para el perdón de los pecados.
* “Haced esto en memoria mía”. Acudir a la Eucaristía es mandato del Señor. Por eso, quien no quiere ir a Misa o la "pira", reniega de este deseo de Cristo, “pasa” de su Palabra, “pasa” de su Cuerpo que da vida, “pasa” de los demás cristianos.
* “Este es el Sacramento de nuestra fe”, algo incomprensible: Dios está realmente presente en un poco de pan y un poco de vino. “Ven, Señor Jesús”, es la respuesta del cristiano.
* Después se hacen algunas súplicas: que el E.S. una a los fieles, porque muchas veces hay gente que comulga al mismo Cristo, y no se traga. Eso es un sacrilegio.
* Se pide por toda la Iglesia, por los difuntos, se pide la intercesión de María, de los apóstoles, de los santos. Y se da la gran aclamación (doxología) final con estructura trinitaria (
“Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos”) y se termina con el “Amén”.
4) Ritos de la comunión. Para comulgar se preparan los fieles con varios ritos.

- Padre nuestro, la oración de Jesús.
- La paz que nos es ofrecida por Cristo y nosotros la com­partimos. Caso de Adolfo Suárez, al que se le negó la paz. ¿Dónde estamos? ¿Qué clase de fe y de cristianismo es el nuestro? Esto está recogido en el mandato de Jesús: "Si al presentar tu ofrenda sobre el altar recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda delante el altar y vete a reconciliarte con tu hermano y después vuelve a presentar tu ofrenda" (cfr. Mt 5, 23-24).
- Fracción del pan. Así se llamaba antes la Misa (Hch. 2, 42). Reproduce el gesto de Jesús al partir el pan y repartirlo entre sus discípulos (Lc. 22, 19). Partir el pan y repartirlo, signo de amor y comunión.
- Invitación a la comunión. Este es el Cordero de Dios, y contestación del centurión romano: “Yo no soy digno...” Nunca seremos dignos, salvo que Cristo mismo nos cure.
- Comunión. Se comulga a Cristo entero, no simplemente un trozo, aunque sólo sea el cuerpo y no la sangre.
- Saludo final y bendición, también trinitaria.

Domingo de la Santísima Trinidad (A)

18-5-08 SANTISIMA TRINIDAD (A)
Ex. 34, 4b-6.8-9; Slm. (Dan. 3, 52-56); 2 Co. 13, 11-13; Jn. 3, 16-18


Queridos hermanos:
En el día de hoy celebramos la festividad de la Santísima Trinidad. Asimismo hoy la Iglesia ora y tiene muy presentes a los fieles consagrados a la vida contemplativa: a los monjes y a las monjas. Ya el año pasado hice esta homilía sobre la base de un escrito de una monja. Nuevamente esta monja, contempladora permanente del Dios amoroso y eterno, me escribió para que pudiera predicarlo en este día. Leamos:
“MI VOCACIÓN CONTEMPLATIVA
Pasada una semana después de mi nacimiento mis padres me llevaron a bautizar. Sé que, desde entonces, además de los brazos de mis padres, he tenido los brazos de la fe y del amor de nuestra Madre, la Iglesia. Y, aunque no era muy consciente de ello, mi vida transcurría, se alimentaba y crecía no sólo en mi familia humana sino también en el Hogar de la Iglesia.
Hacia los 16 años se despertó en mí como “un uso de razón espiritual”, es decir, a mi corazón le fue dado ver este inmenso Hogar: me di cuenta que éramos muchos hermanos, muchos hijos de la Iglesia y que, nuestra Madre-Iglesia, necesitaba y me pedía que yo le echase una mano con su familia.
Así es como mi vocación contemplativa, desde sus primeros momentos, está entrañablemente unida a la Iglesia. Cuando yo escuchaba poderosa y dulcemente que el Señor Crucificado me llamaba a estar con Él en el silencio y la oración, al mismo tiempo Él ponía ante mí y me mostraba el gran Hogar de la Iglesia y las heridas ¡tantas heridas! de la humanidad: las lágrimas y los sufrimientos de los hombres, mis hermanos, sus tragedias, fracasos, soledades y desesperanzas.
Comprendí, entonces, que el Señor y la Iglesia querían que me quedase para siempre en Casa, muy dentro, en el Hogar. Ése era el lugar que ellos habían escogido para mí. No necesitaba ir de una parte a otra anunciando el Evangelio; no era necesario ir a otro país a la misión o multiplicarme en actividades de caridad. Ni siquiera era necesario que los hermanos supieran de mí. Mi lugar estaba de puertas a dentro: para que no se apagase el calor del Hogar, su acogida, su belleza, su hospitalidad, su amor. Y ésta es mi vocación en la Iglesia:
· Mantener la luz del Hogar, con una fe viva; poniendo mi vida y la de todos mis hermanos en las Manos del Padre; siendo yo una ofrenda con Jesús en favor de todos; suplicando el Espíritu Santo, el único que renueva nuestra vida y la faz de la tierra.
· Mantener abierta la esperanza, como se mantiene la puerta entreabierta para que los hijos, en cualquier momento, puedan entrar. Si abandonan el hogar, aguardarles con mi oración y plegarias. Tender la mano a los que vacilan, confortar a los que sufren. Orar con esperanza y por la esperanza del mundo.
· Mantener el calor del hogar con el amor ardiente y puro a Jesús, mi Señor y Esposo. Un amor encendido, único y sobre todas las cosas, pero un amor que se extiende a toda la humanidad y sostiene y nutre nuestra gran familia.
Nuestra Madre la Iglesia, no sólo me ha abierto el Misterio de su corazón: Esposa de Cristo y Madre nuestra, sino que me ha dado parte de él, en vuestro favor.
Así mi vocación, con la de otras hermanas y hermanos contemplativos, es como una estrella en la noche de la humanidad. Diminuta en el inmenso firmamento, pero que regala su luz sin pedir nada a cambio. Somos como un goteo constante en el alma de la humanidad y de cada persona para que no se apague la vida, para que no se seque del todo ni para siempre su raíz, sino que sigan brotando, creciendo y dando frutos la esperanza, el gozo y el amor de Dios, nuestro Señor.
En este día, en que la Iglesia os pide que volváis vuestra mirada hacia nosotros, los contemplativos, os digo: Ved cómo Ella, la Iglesia, también a vosotros os necesita. Todos hemos de echar una mano en la familia, responder a sus llamadas, ocupar nuestro lugar, ahora que estamos en Sínodo Diocesano y caminamos a la sombra del gran Jubileo de la Cruz. Contáis con la estrella y el goteo de nuestra oración que os acompaña.
Moisés subía, con frecuencia, al Monte Sinaí a orar. Un día, como nos narra la 1ª lectura, Dios le descubrió su Corazón: un Corazón compasivo y misericordioso. Moisés, tocado por este amor entrañable de su Dios, se sintió movido a hacer tres súplicas en favor de su pueblo:
- Acompáñanos, Señor, en nuestro camino. No nos dejes solos.
- Perdónanos, Señor, somos pecadores.
- Recíbenos, Señor, como tuyos. Haznos ser tu pueblo y tu heredad.
Este Corazón compasivo y misericordioso de Dios que Moisés vislumbra en su oración y que le llena de piedad y paciencia, nosotros lo vamos a contemplar y recibir en Jesús, el Hijo Amado del Padre:
Tanto amó el Padre al mundo que nos ha dado a su Hijo Único.
Tanto amaron el Padre y el Hijo al mundo que nos han dado el Espíritu Santo.
Tanto amó el Espíritu Santo al mundo que ha suscitado, en la Iglesia, personas que, tocadas como Moisés del Amor misericordioso de Dios, están constantemente en el Monte de la oración y hacen súplicas por el mundo y por todos los hombres.
Hoy, día de la Stma. Trinidad, es un día en que recordamos y oramos por estos hermanos y hermanas nuestros que, en la vida contemplativa, hacen de su vida un canto de bendición al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo –como leíamos (cantábamos) en el salmo– y oran al Señor por toda la humanidad.”

Espero que os hayan gustado las palabras de esta monja, y sobre todo espero que os hayan ayudado y conmovido el corazón, el alma y la fe.

Domingo de Pentecostés (A)

11-5-08 DOMINGO DE PENTECOSTES (A)
Hch. 2, 1-11; Slm. 103; 1 Co. 12, 3b-7; Jn. 20, 19-23

En este domingo no "colgaré" la homilía de Pentecostés, puesto que estaré fuera de Oviedo impartiendo una tanda de ejercicios espirituales y parte de una novena a la Virgen de Fátima. Nos encontraremos de nuevo el domingo de la Santísima Trinidad.

Domingo de la Ascensión del Señor (A)

4-5-08 DOMINGO DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR (A)

Hch. 1, 1-11; Slm. 46; Ef. 1, 17-23; Mt. 28, 16-20




Queridos hermanos:

En el día de hoy confluyen dos acontecimientos en los que hemos de pararnos:
Primero.- Hoy se celebra la festividad de la Ascensión de Jesús a los cielos. Así se nos narra en la lectura de los Hechos de los Apóstoles. Pienso que el dogma de la Ascensión de Jesús a los cielos es la historia de un amor. Jesús se va a los cielos, pero no nos deja solos y nos prepara el camino para vosotros. Para explicar esto un poco más voy a utilizar un cuento, que quizás ya conozcáis:
“Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados. Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había muerto y prosiguió su camino con sus dos animales... La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro. El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él el siguiente diálogo: -Buenos días. - Buenos días, respondió el guardián. - ¿Cómo se llama este lugar tan bonito? - Esto es el Cielo. - ¡Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos! - Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente. - Pero mi caballo y mi perro también tienen sed… - Lo siento mucho, dijo el guardián, pero aquí no se permite la entrada a los animales. El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber solo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante. Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puertecita vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles. A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía. - Buenos días, dijo el caminante. El hombre respondió con un gesto de la cabeza. - Tenemos mucha sed, yo, mi caballo y mi perro. - Hay una fuente entre aquellas rocas -dijo el hombre, indicando el lugar-. Podéis beber tanta agua como queráis. El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed. El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre. - Podéis volver siempre que queráis, le respondió éste. - A propósito ¿Cómo se llama este lugar?, preguntó el hombre. - EL CIELO. - ¿El Cielo? - Sí. - ¡Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo! - Aquello no era el Cielo, era el Infierno, contestó el guardián. El caminante quedó perplejo. - ¡Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡Esta información falsa debe provocar grandes confusiones!, advirtió el hombre. - ¡De ninguna manera! En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos...”
Jesús no nos abandona nunca. El calma su sed, cuando nosotros sus amigos también podemos calmar junto con El nuestra sed. El entra en el cielo, pero sólo cuando nosotros podemos entrar también con El en el cielo. Además, no se conforma con tener sólo dos amigos, no se conforma con el hecho de que unos pocos lo acompañen en el cielo. Quiere que haya más gente…, muchísima más gente en el cielo; por eso, en el evangelio de hoy nos encarga a nosotros, sus amigos que le busquemos nuevos amigos:
“Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”
Los dogmas católicos no son verdades frías y alejadas de nuestra realidad y de nuestras necesidades. Cuando alguna vez os pregunten qué significa el dogma de la Ascensión de Jesús a los cielos, ya sabéis lo que tenéis que contestar: Es la historia de un amor y de una amistad.
Segundo.- Hoy en Asturias y en toda España subraya la Iglesia la necesidad de que los católicos sostengamos económicamente a la misma. (A algunos les puede molestar este tema, pero creo que es conveniente que los católicos seamos “adultos” y sepamos de esto… para estar informados, y para contestar ante preguntas que se nos hagan, o ante afirmaciones superficiales y poco fundadas en la verdad de la TV, periódicos o gente en la calle. Por supuesto, la realidad que yo voy a exponer ahora es mucho más compleja y me limitaré a dar unas pinceladas). Una de las formas en que se nos pide ayuda económica es la de poner la X en la casilla de nuestra declaración de la renta a favor de la Iglesia Católica. Esto no supondrá para nosotros pagar más impuestos, sino que, de lo que se nos haya retenido durante el año 2007, el Estado español cogerá un 0,7 % y será dado a la Iglesia. Para información vuestra os diré que el dinero recaudado por este sistema supone el 25 % de las necesidades de la Iglesia Católica. El otro 75 % se consigue en base a donativos, colectas, aranceles por la celebración de los sacramentos, cuotas mensuales o anuales de los fieles y otros recursos.
Hasta el año pasado, al poner la X en la declaración de la renta, se entregaba a la Iglesia un 0,52 %. Ahora se ha subido al 0,7 %. Asimismo, hasta el año pasado el Estado español entregaba además otra cantidad a la Iglesia. Con el nuevo sistema que se inaugura este año se llegó al acuerdo siguiente: que el Estado no pasará a la Iglesia más que lo que los mismos ciudadanos hayan decidido con su X. Si sale más, pues muy bien. Y si sale menos, pues con eso sólo contaremos. A partir de ahora ya nadie podrá decir que el Estado español financia o privilegia a la Iglesia Católica, sino que el Estado es un simple recaudador que con una mano recoge este 0,7 % y con la otra mano se lo entrega a la Conferencia Episcopal. Somos nosotros quienes hemos sostener a nuestra Iglesia.
Como os he dicho más arriba, otro de los medios para financiar la Iglesia es la colecta, sobre todo la que se hace en los templos con ocasión de la celebración de las Misas. Hoy es uno de estos días. El dinero recaudado en las colectas de todas las Misas que se celebren hoy en Asturias será remitido al Obispado para que aquí se distribuya según las necesidades de toda la diócesis.
¿En qué se gasta el dinero
la Iglesia? 1) En el pago a los sacerdotes a fin de que puedan sostenerse suficientemente. En Asturias tenemos un salario en torno a los 900 € mensuales. Hagamos lo que hagamos, estemos en el puesto que estemos se desea que todos los sacerdotes cobremos más o menos lo mismo. 2) En la construcción y en el mantenimiento de los templos, de locales parroquiales y de otros lugares que son necesarios para desarrollar la tarea pastoral de la Iglesia. 3) En las tareas apostólicas como catequesis, libros y folletos, reuniones y clases de formación, retiros espirituales, misiones en los países del tercer mundo, etc. 4) En atender a las personas más necesitadas a través de Caritas y otras organizaciones: atención a drogadictos, alcohólicos, gente sin techo, pobreza material, reclusos, ancianos, niños, etc.
En el año 2005 se hicieron los siguientes cálculos (yo lo copio tal y como me llegó): 1) En España la Iglesia tiene y pone a disposición de la gente 5.141 centros de enseñanza, los cuales ahorran al Estado 3 millones de euros por centro al año. Se atiende a 990.774 alumnos. 2) La Iglesia tiene 107 hospitales, que ahorran al Estado 50 millones de euros por hospital al año. 3) 1.004 centros; entre ambulatorios, dispensarios, asilos, centros de minusválidos, de transeúntes y de enfermos terminales de SIDA, que ahorran al Estado 4 millones de euros por centro al año. En estos hospitales hay 51.312 camas. 4) Gasto de Caritas al año: 155 millones de euros, salidos del bolsillo de los católicos españoles. 5) Gasto de Manos Unidas: 43 millones de euros, salidos del mismo bolsillo, y se trata de una cantidad 10 veces mayor que el 0,2% que se estaba destinado por el Estado español para países del tercer mundo. 6) Gasto de las Obras Misionales Pontificias (Domund): 21 millones de euros; 5 veces mayor que el ya mencionado 0,2 %; esto también salió del bolsillo de los católicos españoles. 7) 365 Centros de reeducación social para personas marginadas tales como ex-prostitutas, ex-presidiarios y ex-toxicómanos. Fueron atendidas en un año 53.140 personas. Y ahorran al Estado, medio millón de euros por centro. 8) 937 orfanatos; se atienden a 10.835 niños abandonados, y ahorran al Estado 100.000 euros por centro. 9) El 80 % del gasto de conservación y mantenimiento del Patrimonio histórico-artístico eclesiástico.
El prestigioso economista José Barea estima que
la Iglesia Católica con su labor ahorra al Estado español unos 31.189 millones de euros al año.