Domingo XXXII del Tiempo Ordinario (A)

9-11-08 DOMINGO XXXII TIEMPO ORDINARIO (A)

Sb. 6, 12-16; Slm. 62; 1 Tes. 4, 13-17; Mt. 25, 1-13


Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

Estamos terminando ya el año litúrgico, que finaliza como un mes antes que el año civil. En las lecturas que escucharemos en estos domingos que vienen se nos menciona el fin del mundo, la venida final de Jesucristo, etc. En este contexto se ha de situar el evangelio de hoy, el cual alude a la parábola de las diez doncellas que esperan al esposo.

De esta parábola yo saco tres enseñanzas:

- La necesidad de estar en continua vigilancia. En efecto, las doncellas prudentes pudieron entrar con el esposo al banquete. Las doncellas necias tuvieron que ir al Mercadona a comprar aceite, pero allí había cola en la caja y, cuando llegaron a la casa del esposo para el banquete, se encontraron con la puerta cerrada. Y el esposo ya no les abrió la puerta ni les dejó pasar adentro. Por eso, termina Jesús el evangelio diciendo: “Velad, porque no sabéis el día ni la hora”.

- Actos personales y consecuencias de los mismos. En la parábola se nos dice que “las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas”. Como ya os he dicho en diversas ocasiones, existen hechos o acciones personales que no tienen ninguna o poca relevancia para nosotros y para quienes nos rodean: por ejemplo, el que uno se ponga la chaqueta de un color u otro, el que se tome en un bar un café o una infusión, etc. Pero sí que existen otras acciones que cambian totalmente nuestra vida. Este día hablaba con un chico de 16 años. Empecé a hablar con él el año pasado y entonces llevaba una vida un tanto desastrada, con poca atención en el colegio, con muchas gamberradas o faltas de respeto hacia los demás, con pérdidas de tiempo, con compañías no demasiado buenas, etc. Por una serie de razones, este chico empezó a cambiar, y ahora estudia, respeta a los demás, ayuda en caso mucho más, etc. Su pensamiento y su forma de ver la vida han cambiado. Ahora quiere labrarse un porvenir, pero los “amigos” del año pasado siguen “a su bola”; quieren atraerle de nuevo con ellos, pero él lo rechaza. ¿Qué será de este chico dentro de cinco años? ¿Qué será de esos “amigos”, si siguen por el mismo camino, dentro de cinco años? Otro caso: ¿qué hubiera sido (para bien y para mal) de la vida de tantas personas si, a la hora de elegir pareja, hubieran escogido a otra persona distinta de la que tienen a su lado? Todos tenemos ejemplos de esto: en nuestra familia, en nuestros vecinos, en nuestros amigos o en nosotros mismos. Y las consecuencias de esta elección, buena o mala, la sufren o la disfrutan los padres y hermanos, pero sobre todo los hijos.

- Cada uno es responsable de sus propios actos. : “Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: ‘Señor, señor, ábrenos.’ Pero él respondió: ‘Os lo aseguro: no os conozco’”. No podemos decir: ‘¡Qué malo es el esposo que no abrió a las necias!’ Hay que madurar y asumir las consecuencias de las propias decisiones. Basta de echar la culpa al otro, al gobierno, al vecino, a los padres, a Dios… Seamos maduros y responsables de nuestros propios actos. Fueron las doncellas necias quienes no se cuidaron de llevar reserva de aceite; fueron las necias quienes quisieron que las otras les dejaran aceite y así no habría aceite ni para unas ni para otras, es decir, pidieron que las demás taparan su desidia y su pereza. Voy a contaros un cuento que va en esta línea de asumir responsabilidades: “Llegado el momento de poner un nombre a su primogénito, un hombre y su mujer empezaron a discutir. Ella quería que el niño se llamase igual que su abuelo materno, y él quería ponerle el nombre del abuelo paterno. Finalmente, acudieron al párroco para que solventara la cuestión. ‘¿Cuál era el nombre de tu padre?’, preguntó el párroco al marido. ‘José’. ‘¿Y cómo se llamaba el tuyo?’, preguntó a la mujer. ‘José’. ‘Entonces, ¿cuál es el problema?’, preguntó perplejo el párroco. ‘Verá, Vd., señor cura’, dijo la mujer. ‘Mi padre era un sabio, y el suyo era un ladrón de caballos. ¿Cómo voy a permitir que mi hijo se llame igual que un hombre como ése?’ El párroco se puso a pensar en el asunto muy seriamente, porque se trataba de un problema verdaderamente delicado. No quería que una de las partes se sintiera vencedora y la otra perdedora. Al fin, dijo: ‘Os sugiero lo siguiente: llamad al niño José; luego esperad a ver si llega a ser un sabio o un ladrón de caballos, y entonces sabréis si le habéis puesto el nombre de uno o de otro abuelo’”.

Si al final de nuestra vida somos un hombre sabio o un ladrón de caballos, será responsabilidad nuestra. Si al final de nuestra vida somos una doncella necia o una doncella prudente, será responsabilidad nuestra. Si al final de nuestra vida somos invitados a entrar en el banquete del Reino de Dios o somos rechazados, será responsabilidad nuestra. Por lo tanto, estemos vigilantes todos los días de nuestra vida. Este es el mensaje que Jesús quiere darnos hoy a través de su Santa Iglesia.

Todos los Santos

1-11-11 TODOS LOS SANTOS (A)

Ap. 7, 2-4.9-14; Slm. 23; 1 Jn 3, 1-3; Mt. 5, 1-12


Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

Celebramos hoy la fiesta de todos los Santos. Cuando se nos habla de los santos, a nuestra imaginación vienen las imágenes de la Iglesia. Nos recuerda a gente muy buena, gente especial que hizo mucho bien, que sufrió mucho, que hizo grandes cosas, pero… en tantas ocasiones son para nosotros gente lejana, que vivieron hace muchos años, que parece que no tienen nada que ver con nosotros, a no ser para pedirles algo, para que por su intercesión se nos conceda un favor. Todo esto es verdad, pero… se queda corto.

La Iglesia con esta fiesta de hoy quiere celebrar a todos los hombres y mujeres que han cumplido la voluntad de Dios a lo largo de los tiempos, a todas aquellas personas, que, a pesar de no estar en el santoral de la Iglesia “oficial”, sin embargo, sí que son santos y están gozando de la presencia de Dios en su Reino.

También la Iglesia quiere hacer hoy con esta fiesta una llamada de atención a todos los cristianos, ya que todos estamos llamados por Dios a ser santos. La santidad no es algo que se consigue con el propio esfuerzo; la santidad es una gracia que Dios nos da y yo nosotros acogemos. La santidad en un cristiano es un regalo que Dios le da y que el hombre no rechaza. Todos podemos y debemos llegar a ella. Es nuestra meta.

¿Cuál es el camino de la santidad? Cumplamos la voluntad de Dios y para ser más explícito os diría que la voluntad de Dios no es sólo cumplir los mandamientos, como quería el joven rico. La santidad cristiana, la que Dios quiere para mí, es que viva en mi vida las bienaventuranzas. Pero no las del mundo: felices los ricos, felices los que ríen, felices los que están saciados, felices aquellos de los que habla bien todo el mundo, felices los famosos… El evangelio de hoy nos propone un mensaje maravilloso. Dice así:

- Bienaventurados (dichosos) los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Los pobres de espíritu no son los que no tienen dinero, a los que les da lo mismo ‘ocho que ochenta’, los que no tienen fortaleza de carácter o de ánimo. Pobres de espíritu son aquellos que no tienen puesta su confianza en los títulos, en la salud, en la riqueza, en el poder, en la fuerza, en la aceptación social, en su propia valía, sino únicamente en el Señor. Aquí nos viene muy bien unas palabras de S. Francisco de Asís, él que fue el pobre de espíritu por excelencia: un día de invierno iban Francisco y el hermano León [su compañero inseparable] por un camino lleno de barro y nieve. Tenían los hábitos empapados y embarrados. Anochecía y les faltaban unos kilómetros aún para llegar a uno de los conventos franciscanos. El santo preguntó a su compañero si sabía en qué consistía la perfecta alegría. El hermano León decía que si consistía en tener mucho amor a Dios, que si consistía en que todos los hombres se convirtieran y se salvaran, y Francisco le respondió que no, y añadió que la perfecta alegría consistía en que, si al llegar al convento, picaran en la puerta y no les quisieran abrir y les obligaran a pasar la noche a la puerta del convento llenos de frío, hambre y cansancio; si volvieran a picar en la puerta y pidieran, por amor de Dios, que les dejaran entrar y quedarse en cualquier esquina, y desde dentro les respondieran esta vez con malas palabras, y no les abrieran y los dejaran fuera; si de nuevo ellos dos tornaran a picar y a suplicar y, hartos ya de aquellos dos pesados, salieran algunos frailes a la puerta del convento y molieran a palos al hermano León y al mismo Francisco y los dejaran definitivamente fuera: hambrientos, cansados, llenos de barro, de frío y de heridas, y ellos dos no perdieran la paz de su corazón ni lanzaran, ni exterior ni interiormente, quejas o insultos contra los de dentro, entonces ellos dos tendrían la PERFECTA ALEGRÍA. ¿Por qué? Porque serían los pobres de espíritu del Señor, que ponen toda su confianza en El y no en ellos ni en que las cosas les vayan bien.

- “Bienaventurados (dichosos) los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra”. Los mansos son aquellos que están llenos de la paz del Señor. Paz que los serena. Paz que les hace desaparecer la ira, la impaciencia, la incomprensión, los gestos y las palabras hirientes. Los mansos no hieren, porque también es muy difícil que se sientan heridos por los demás. Así, S. Francisco de Asís en su cántico a las criaturas podía exclamar que había que alabar al Señor “por los que perdonan y aguantan por tu amor/ los males corporales y la tribulación:/ ¡felices los que sufren en paz con el dolor,/ porque les llega el tiempo de la consolación!”

- “Bienaventurados (dichosos) los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.” Son limpios de corazón aquellos que no ven doblez en las intenciones de los demás, quienes no están siempre buscando las posibles intenciones torcidas de los demás. Piensan que, si ellos no harían mal a nadie, por qué alguien querría hacerles mal o engañarlos a ellos. Es muy apropiado traer aquí el ejemplo de Sto. Tomás de Aquino, el cual siendo novicio era blanco de las bromas de los demás por ser muy crédulo o ingenuo (al menos, a los ojos de los otros). Así, en una ocasión en que estaban todos en el recreo, se le acercan a Tomás dos connovicios y le dicen señalando para el cielo: ‘Mira, Tomás, un burro volando’ Y Tomás levanta los ojos al cielo y pregunta: ‘¿Dónde, dónde?’ Hubo una gran juerga y, al final, le confesaron que era una mentira. A lo que Tomás replicó: ‘Creo antes que un burro vuele a que un connovicio, que quiere ser perfecto en este mundo por amor a Jesucristo, pueda mentir.’ Con estas palabras todos quedaron confundidos y con gran provecho espiritual. Por eso, el limpio de corazón puede ver a Dios, puede ver al hombre tal y como es, y no tal y como se viste de ropas, títulos, riquezas, harapos, ignorancias… Así, cuando Jesús (el limpio de corazón por excelencia) miró a María Magdalena no vio lo que los demás. Los demás vieron una prostituta para tocar y manosear; vieron a una mala mujer, que quitaba a las mujeres decentes sus maridos, o que “chupaba” los dineros a los incautos con su belleza o con placeres. Jesús (el limpio de corazón por excelencia) vio a una mujer que sufría, que tenía necesidad de afecto, de ser acariciada y no manoseada, de ser protegida y escuchada, de ser querida por sí misma y no por su belleza o por su sexo.

No puedo seguir explicando más bienaventuranzas por falta de tiempo. Las demás las dejo a la reflexión y oración personal. ¡Que Dios os conceda la luz para comprenderlas y vivirlas!

Nuestros difuntos, los que ahora no están aquí, saben qué es lo verdaderamente importante; pidámosles ayuda en nuestro camino a la santidad.

Domingo XXXI del Tiempo Ordinario (A)

Después de un tiempo sin publicar las homilías, varias personas me han pedido que lo siguiera haciendo.
Aunque son un poco distintas a como venía haciéndolo habitualmente, confío en que puedan seguir ayudando en nuestro peregrinaje hacia el Reino de Dios.



30-10-11 DOMINGO XXXI TIEMPO ORDINARIO (A)

Malq. 1, 14-2, 2b.8-10; Slm. 130; 1 Ts. 29, 7b-9.13; Mt. 23, 1-12


Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

Las lecturas de hoy son una llamada de atención importante para los sacerdotes. En ellas se nos dice algo de cómo NO debe de ser nuestro ministerio y también de cómo SI debe de ser nuestro ministerio. Del NO hablan la primera lectura y el evangelio, y del SI habla la segunda lectura.

En el evangelio Cristo dice a la gente que lo escucha una serie de cosas terribles de los fariseos: “Haced y cumplid lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen [...] Todo lo que hacen es para que los vea la gente [...] Les gustan [...] que les hagan reverencias por la calle”. Estas palabras pueden ser aplicadas, por desgracia, en ocasiones a algunos sacerdotes. ¡Cuánto escándalo produce un sacerdote entre la gente cuando no se comporta como debe! Escándalos sexuales de los sacerdotes con los niños o adolescentes, sacerdotes interesadísimos con el dinero o con las cosas materiales, sacerdotes con mal carácter a la hora de tratar con la gente, sacerdotes vagos...

Pero a la vez, ¡cuánto bien hace un sacerdote entre la gente cuando buscar ser reflejo fiel de Jesucristo! Hace un tiempo me encontré con un joven en Oviedo, que tenía a su párroco como si fuera un padre y, en cuanto murió dicho sacerdote, el joven estaba como desorientado y con él otros chicos de la parroquia; aquellos sacerdotes que acogieron en Asturias a los inmigrantes de otras zonas de España en las décadas de los años 1960 y 1970, y les dieron una formación para que encontraran trabajo; aquellos sacerdotes que hicieron cooperativas en los pueblos para que los campesinos sacaran mejores precios de sus productos y pagaran menos por el pienso; aquellos sacerdotes yanquis que, cuando empezó lo del SIDA, se ofrecieron para que se probara en ellos los remedios farmacéuticos; tantos y tantos sacerdotes preocupados por sus feligreses y por el crecimiento de estos en su relación con Jesucristo; etc. Sí, como muy bien dice el Concilio Vaticano II: “La santidad de los presbíteros contribuye poderosamente al cumplimiento fructuoso del propio ministerio, porque aunque la gracia de Dios puede realizar la obra de la salvación, también por medio de ministros indignos, sin embargo, Dios prefiere, por ley ordinaria, manifestar sus maravillas por medio de quienes, hechos más dóciles al impulso y guía del Espíritu Santo, por su íntima unión con Cristo y su santidad de vida, pueden decir con el apóstol: ‘Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí’ (Gal., 2, 20)” (Presbyterorum Ordinis 12).

¿Cómo debe ser un sacerdote hoy en Asturias, en España, en el mundo entero? Tiene que ser como Dios quiere que sea, es decir, cuando Dios llama a uno para ser sacerdote ya tiene un plan de actuación y de salvación para que el Espíritu actúe a través de él. El sacerdote tiene que ser fiel a ese plan divino. Así, creo que cada sacerdote debe de tener estas características: 1) ha de ser un hombre de oración constante, y su referencia a Dios Padre ha de ser continua; 2) ha de ser un hombre eclesial, es decir, con un gran amor a la Iglesia: a esta Iglesia pecadora y santa a la vez; 3) ha de ser muy humano, estando muy en medio de cada hombre: riendo con el que ríe, llorando con el que llora, sufriendo con el que está en paro o tiene un cáncer o tiene un hijo en la droga. Nada de lo que le suceda al que está a su lado debe de ser ajeno al sacerdote; 4) ha de ser austero, pobre, sencillo, humilde; 5) ha de ser valiente en el Señor y para el Señor: valiente para decir lo que debe decir, sin importarle la buena o mala fama que se cree con ello, y con fortaleza interior para sobrellevar disgustos, incomprensiones, murmuraciones; 6) ha de ser un hombre de paz, que transmita la paz y serenidad en este mundo de prisas, estrés y angustias.

En la siguiente narración se resume muy bien los seis puntos que acabo de decir: Cuentan que en una parroquia intrigaba mucho a los feligreses que su párroco desapareciera todas las semanas la víspera del domingo. Sospechando que su párroco se encontraba en secreto con Jesús, encargaron a uno de los feligreses que le siguiera. Y el ‘espía’ comprobó cómo el párroco se disfrazaba de campesino cada sábado y atendía a una mujer pagana paralítica: limpiaba su cabaña y preparaba para ella la comida del domingo. Cuando el ‘espía’ regresó, toda la comunidad le preguntó: ‘¿A dónde ha ido nuestro párroco? ¿Le has visto ascender al cielo?’ ‘No’, respondió el otro, ‘ha subido aún más arriba’.

También es cierto que todo esto que se ha dicho hasta aquí de los sacerdotes (lo bueno y lo malo) puede y debe de ser aplicado para cada uno de los demás cristianos: seglares, religiosos/as, solteros y casados, jóvenes y viejos, pues la Palabra de Dios es universal y alcanza a todos los hombres en todos los tiempos y lugares.

EL FINAL DE LA CUENTA ATRAS


Bueno, ya llego el día y aunque creía que llegaría antes, no está mal, sólo 5 carreras antes del final del campeonato, verdad Sr Bernie, anda que si llegas a instalar el sistema de medallas, !cuanta lata diste, abuelete!,esto se hubiera acabado dos meses atrás. En fin, era cuestión de tiempo y ahora sí,  !CUANTA RAZÓN TENIAS FLAVIO!. Impecable, incontestable, inimaginable.....puedo seguir poniendo adjetivos, pero todo se puede definir en uno sólo, impresionante. Con uno de los mejores coches de la historia de la F1 (sin ayudas raras como a otros, verdad sr Braum) el jovenzuelo ha dejado a todos, compañero incluido, a la altura del polvo de sus ruedas, sin más. Este año los azules han hecho muy bien los deberes y una vez resuelto los problemas que siempre padecían los coches de Newey, su fragilidad, han partido de un concepto genial para crear una maquina increíble, a la altura de los míticos Ferrari F2004, McLaren MP-4/4, Willians FW-14 por poner algunos ejemplos, exprimiendo al 200% el motor Renault ( ¡ay, quién nos lo iba a decir) para conseguir el elixir de la velocidad, los famosos gases soplados que tantos dolores de cabeza he creado a sus rivales.
Así qué enhorabuena frigodedin, esperemos que tú reinado sea efímero y que el próximo  año el personal se ponga las pilas y desaparezca este aburrido monopolio, ya que esperar a un sábado para saber que como máximo se aspira a un segundo y los  domingo a poco más ,pues resulta eso, aburrido.
Pero las cosas que da la vida, cuando esperas que en un circuito los Red Bull van a barrer a los rivales, resulta que terminas tercero y donde se espera que tengas dificultades como en Monza, casi los doblas a todo, en fin, cosas de las carreras. Lo que si tienen que tomar medidas es en el tema de las salidas, y el tema es repetitivo, no se puede permitir a un tío que haga lo que hizo Vettel , acorralar y echar de la pista a un contrario.

Esta acción la ha realizado en varias ocasiones este año y aunque se pueda hacer un cambio de trayectoria (o más, dependiendo del sujeto) no se puede permitir ya que el día en que se tope con alguien se va ha montar la marimorena, imagínense un accidente en plena aceleración en la cabeza del pelotón, sólo pensarlo en el ciclismo me ponen los pelos de punta, así que hasta que no suceda algo grave no lo van a impedir, bueno, eso o que lo haga Alonso que segurísimo que lo sancionaran, lo siento, son muchos años de victimismo que me cuesta quitármelo de encima.
Magnifica victoria de Button, lejos de cruzárseles los cables como ha otros, ha conseguido meritorio primer puesto, eso sí, con un inesperado contrincante final. Esta vez los neumáticos no han aguantado en los azules, el deterioro se producía antes y muy rápido, situación que han ido aprovechando tanto el ingles como Alonso para superarle y gracias al coche de seguridad que agrupo al pelotón hizo crear un candidato a la victoria final al español que veía como la bajada del rendimiento era más que manifiesto, eso sí, chapó para McLaren, de no ser porque calcularon bien y se quitaron la vuelta de retorno no creo que lo hubiera conseguido parar, la vuelta rápida a dos del final fue la clave, Alonso se hubiera puesto en distancia de activar DRS y otro gallo cantaría. Aunque no estaría mal que se clarificase la regla, y lo mismo que un coche debe de llegar con cierta carga de combustible al parque cerrado deberían prohibir lo que hicieron, no queda fino que el ganador de la carrera aparque cual dominguero para comprar el pan nada mas terminarla, con la considerable falta de respeto al publico que ha pagado para saludar al ganador.
De Alonso que decir que no se pueda resumir en esto, ocho podium por un quinto mejor puesto del señor Massa, sin comentario. Lo tuvo en las yemas de los dedos con un coche que ni de lejos se puede asemejar a los demás. Esta semana se hablo que el coche del 2012 será revolucionario, con un diseño más agresivo, esperemos que de resultado ya que se esta desaprovechando un talento.
Y de Hamilton, qué decir? que para volar alto primero hay que caminar sobre el suelo y él no lo está, tiende a perder los nervios cuando está por detrás, y este año es muy habitual , no puede evitar pisar el acelerador a fondo aunque eso le cueste salirse de la pista no puede evitar pisar el acelerador a fondo aunque eso le cueste salirse de la pista, llevar maniobras al límite de la legalidad, adelantar al coche de seguridad  o salirse de la pista en la entrada de boxes (el famoso “San Ganchao”) y va de mal en peor. Este chico llego como estrella y se está estrellando, o se centra (para nuestros intereses mejor que no) o será simplemente un gran piloto que no llego a más.
En fin, muy buena carrera, entretenida y divertida y felicidades al bicampeón.
PD: Gracias por no hablar este años con tus compis por la radio, que con el ridículo del año pasado ya tuvimos suficiente, jeje


Envío de las homilías

De momento, sigo pensando en no publicar las homilías que voy preparando y predicando en la catedral. No sé qué haré más adelante. No obstante, algunas personas me están pidiendo que les mande las homilías nuevas, ya que ahora no están en el blog y les siguen interesando. Para las personas que quieran recibir mis homilías en su correo personal les escribo a continuación una dirección de correo electrónico a la que pueden enviar su petición: andreshomilias@gmail.com
Quienes ya reciben las homilías por correo electrónico de mi parte, no hace falta que hagan nada, pues van a seguir recibiéndolas normalmente.
Un abrazo


Andrés Pérez

Continuad rezando por mí, pero sobre todo por la Iglesia de Jesucristo.