MAFIA



Lo siento, no me podía resistir, fue leer la noticia y mis ángeles recordaron la letra de esta canción que venía que ni pintado para encabezar hoy esta exposición.  No me digáis que no es la banda sonora perfecta para esta ocasión, ¡eh!. Ahí va:

Don diablo se ha escapado
tu no sabes la que ha armado
ten cuidado, yo lo digo por si...
Anda por rincones
y se esconde en los cajones
de la presa que decida conseguir.
Para los no patrios, esta canción es un engendro creado o al menos cantado por Miguel Bosé llamado Don Diablo. 
Bueno amigos, después de tanto jaleo con el caso de soborno del abuelito Bernie, don diablo se ha escapado de una buena y como no podía ser menos, gracias a esos billetitos  lilas, o son libras, no se pero si es seguro que le sobran a este buen hombre y digo bueno ya que cuando uno salda sus deudas con la justicia uno está libre de polvo y paja, eso sí, la conciencia de las cosas mal hechas las tiene uno por dentro pero eso es lo que tienen los diablos, que carecen de esas cosas, algo bueno tenía que tener.
Qué son unos míseros 75 millones de euros para uno de los hombres más ricos del mundo al cual  le atribuyen una fortuna que asciende a los 3.150 millones de euros, eso es calderilla pura, vamos, lo que suelo llevar yo en los bolsillos un día corriente eso sí, los domingos llevo el doble por lo que pueda pasar, tengo unos niños que no paran de pedir.
Muchas veces pensando en el estado actual de la F1 no puedo más que santiguarme pensando en las malas personas, por no llamarlos gentuza que pululan por ese mundo. Demasiado bien está.  Creo que ya estaréis todos al tanto de asunto pero si a algunos le ha pillado como a mí de semi vacaciones ahí van los hechos.
El caso se remontaba a 2006. Por aquel entonces en Alemania “reinaba” artificialmente un imperio mediático que pretendía establecer una TV privada fuerte, como un polo opuesto a la TV de servicio público. Esa empresa se llamaba Kirch, y digo llamaba ya que fue a la quiebra por muchos motivos pero uno de ellos fue la compra de derechos de películas y eventos deportivos a precios irreales, imposibles de refinanciar a través de la TV abierta y de pago, es decir creo una burbuja televisiva a semejanza de la inmobiliaria española. Un ejemplo, por los derechos de transmisión mundial de la Fórmula 1, pagó unos 766 millones de euros, una burrada. Tras la quiebra el banco BayernLB recibió cerca del 50% de las acciones de la Fórmula Uno procedente  del grupo mediático alemán Kirch y encargó su venta al jefe de su departamento de riesgos, el banquero Gerhard Gribkowsky, quien negoció con Ecclestone la transacción.
El bueno de Gerhard vio billetitos frescos en su cuenta corriente y amañó la adjudicación de la venta a unos colegas muy, muy cercanos al abuelito, la empresa británica CVC Capital Partners. Bernie recibió una comisión por parte del banco 66 millones de dólares consiguiendo así evitar así que alguien ajeno a él pudiera ensombrecer su posición de liderazgo en el negocio y como es persona agradecida inmediatamente desvió 44 milloncejos de nada a su colega alemán que pegaría botes de alegría hasta partir el techo. Tanto ruido formó en el destrozo que lo pilló la policía.
Las mentes pensantes del BayernLB se dieron cuenta que se las habían metido doblada y denunciaron al bueno de Bernie pidiendo 400 millones de dólares por daños y perjuicios. No es para menos.
El hijo de un pescadero, que comenzó intercambiando lápices por cuadernos hasta que dejó de estudiar con 16 años, que montó un negocio de recambio de piezas de coches antes de dar el salto a la Fórmula 1, primero como conductor en la F3, después como propietario de una escudería y más tarde como el jefe absoluto del evento deportivo más seguido en televisión es un chorizo, como se dice vulgarmente, tiene un morro que se lo pisa y le importa dos pepinos lo que digan la gente pero una cosa es eso y otra cosa es tener dignidad, algo que no se paga con todo el dinero del mundo y con declaraciones como estas solo hacen quitarle la careta para mostrar la rata que lleva dentro “es cierto que es triste pagar tanto dinero, pero más triste es no tenerlo" Decía el bueno de mi padre que no hay nadie peor que un pobre harto de pan.
Cuando alguien llega a un acuerdo extrajudicial reconocer haber cometido dicho delito y si tuviera dignidad debería abandonar sus responsabilidades como director ejecutivo de la categoría reina, que ya lleva cuatro décadas. Con  lo bien que se tiene que estar tranquilito cuidando nietos. Ah!, no tiene. Vaya por dios, no serán porque sus hijas no son apetecibles y aunque esto no venga a cuento, las muchachas no han salido al padre, menos mal.
El problema de toda la gentuza, llámese empresarios sin escrúpulos, políticos que no cumplen con las promesas electorales, etc no es que no tengan vergüenza,  lo pero de todo es que no tienen memoria. Hace dos años cuando surgió la noticia sobre la demanda el colega comentó que estas acusaciones le parecían contraproducentes y aseguró que "en la F1 no hay prácticas corruptas". Qué se lo pregunten a los valencianos y al resto de los españolitos que aún seguimos pagando los acuerdos de Camps con él para celebrar una carrera en Valencia que le ha reportado más de 300 millones de euros de beneficio al británico.
Garrapatas como usted están dejando sin sangre a este deporte. En la vida hay que mejorar, evolucionar y los que se queden atrás se deben apartar del primer plano pero no es de recibo que año tras años se vaya prostituyendo a este deporte realizando carreras en Azerbaiyán, India, China o Abu Dhabi donde no van ni las moscas queriendo apartar a otros trazados con más prestigio y afluencias de publico por el simple hecho de no poder pagar el abusivo canon impuesto por el organizador.
Jubílese, dejé en paz a la F1. Es cierto que ha hecho mucho por este deporte pero cuando uno lleva tantos años la labor inicial se pierde, dejando los intereses de la competición a un lado primando los personales. Si llegados a estos extremos, octogenario, con el capital acumulado ¿Es necesario sobornar para aumentar la cartera? Será una enfermedad aunque mal futuro tiene y volviendo a mi padre le diría, Sr Bernie, será usted el más rico del cementerio. Disfrute y déjelo, aunque pensándolo bien no se que sería peor. Dicen que mas vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, pero eso será otra historia.

Domingo XIX del Tiempo Ordinario (A)



10-8-2014                   DOMINGO XIX TIEMPO ORDINARIO (C)
                                                1Re 19,9a.11-13a; Slm.84; Rm 9,1-5; Mt 14,22-33
                                                               ORACION (II)
Homilía en vídeo. HAY QUE PINCHAR EN EL ENLACE ANTERIOR PARA VER EL VIDEO. Homimlía de audio en MP3
Queridos hermanos:
            ACTITUDES: Continúo con la homilía del domingo pasado en que analizaba las premisas y las actitudes necesarias para la oración cristiana y de fe.
5) La quinta actitud que reseño es la de no buscar seguridades, pero sí la Seguridad en Él. Para explicar este apartado y que se pueda comprender mejor utilizaré un ejemplo: el de los españoles y los portugueses a la hora de lanzarse a la aventura de llegar a las Indias Orientales (como todo ejemplo, habrá de tomarse de modo analógico y no totalmente identificado en cada aspecto). Los portugueses aparejaron barcos en Lisboa u otras ciudades de su país y bordeando el continente africano pasaron al Océano Indico y bordeando costas de Asia llegaron a las Indias Orientales. Con esta táctica tenían, en su viaje de ida, la costa a mano izquierda y el mar-océano a mano derecha. Si les faltaba agua, se acercaban a la cercana costa y llenaban los barriles de agua. Si les faltaba comida, se acercaban a la cercana costa y conseguían alimentos variados: carne, verduras, frutas… Si venía una galerna o la navegación se convertía en algo muy arriesgado, se acercaban a la cercana costa a guarecerse hasta que pasaba el peligro. Si algún día querían volverse a su lugar de origen, era todo muy fácil: daban un giro de 180 grados y en ese momento tenían la costa a mano derecha y el mar a mano izquierdo y, sin ningún tipo de pérdida, llegarían a Portugal de nuevo. Aquí casi todo estaba asegurado. Sin embargo, los españoleshicieron de otro modo. Aparejaron barcos y se lanzaron por el Océano Atlántico. En aquellos momentos se pensaba que la Tierra era plana por lo que la gente pensaba que, llegados a un punto, no había nada más y los barcos caerían al vacío. Al poco tiempo de iniciar los españoles la navegación no se veía más que la mar por todas partes, salvo por arriba que tenían el cielo. Tuvieron que aguantar con la comida, que se iba agotando y se pudría; tuvieron que aguantar con el agua, que se iba agotando y se deterioraba; tuvieron que aguantar galernas y tormentas sin tener donde guarecerse. Además, de los peligros e incomodidades físicas, tuvieron que soportar la incertidumbre, el miedo, el terror, el no saber cuándo llegarían, a dónde llegarían, ni si sabrían retornar a España…
Pues bien, la vida de oración de los seres humanos la podemos hacer como los portugueses, es decir, buscando seguridades. Quiero saber a dónde voy, por dónde voy, qué me pasa, por qué me pasa, y no estoy dispuesto a correr riesgos. Quiero sentir siempre al Señor conmigo. Si me falta, quiero saber por cuánto tiempo y por qué motivo. Si me falta el Señor, quiero tener otras cosas a las qué agarrarme, como rosarios, Misas, limosnas, buenas obras…, que me aseguran que estoy en el buen camino. Ejemplo típico de esto es la oración del publicano: “Ayuno dos veces por semana y pago los diezmos de todo lo que poseo” (Lc. 18, 12). De ahí la seguridad de este publicano, que oraba ERGUIDO ante Dios, que basaba su confianza y seguridad en lo bueno que era y que hacía: “No soy como el resto de los hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni como es publicano” (Lc. 18, 11). De este modo y manera, la oración la hacemos nosotros, no la hace Él en nosotros; además, no dejamos que Él se manifieste en nosotros, que Él nos salve. De este modo, uno no está dispuesto a peligrar por Él, a no saber por Él, a perderse por Él…
            La oración, al modo de los españoles, consiste en abandonarse a Dios, en despreciar cualquier seguridad que no sea Él. Sabemos de dónde partimos, pero no sabemos a dónde vamos, ni cómo vamos, ni por dónde vamos. No sabemos qué será de nosotros mañana o pasado. No sabemos si moriremos en el intento. Sólo sabemos que nos fiamos de Él o que queremos fiarme de Él[1]. Pero este fiarse de Dios no es una cosa del principio y lo demás es dejarse llevar. NO. Este fiarse de Dios ha de ser al principio, al final y también por el medio. No nos hemos de preocupar tanto si avanzamos o no en la oración y en la fe, si sentimos o no sentimos, si estamos consolados o desolados, si nos aburrimos o no, si tenemos éxtasis y arrobamientos al estilo de Sta. Teresa de Jesús o si estamos más fríos que un carámbano de hielo, si somos buenos o malos, si nos quieren Dios y los demás o no…rpincipio y lo demDios, en despreciar cualquier seguridad que no sea El. o que era y que hac Porque, en definitiva, eso es mirarnos a nosotros mismos, y la oración es para mirarle a Él, o por mejor decir, para que Él nos mire a nosotros. No nos ha de importar si se nos acaba el “agua”, porque estamos con Él y Él está con nosotros. No nos ha de importar si se nos acaba la “comida”, porque estamos con Él y Él está con nosotros. No nos ha de importar si estamos en medio de las tormentas o galernas, porque estamos con Él y Él está con nosotros. No nos ha de importar si se acaba el Océano y caeremos por el precipicio abajo, porque estamos con Él y Él está con nosotros. Lo que quiero decir es que, en la vida de oración y en la vida de fe, IMPORTA ÉL Y NO NOSOTROS, e, importándome sólo Él, nos damos cuenta de que a Él sólo le importamos nosotros.

[1] Fijaros en cómo Abraham se fió de Dios y abandonó su hogar, su país, sus amigos y sus parientes por una promesa de Dios. Y lo hizo, no a los 20 años, sino a los 75 años: “El Señor dijo a Abrán: Sal de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, y vete a la tierra que yo te indicaré. Yo haré de ti un gran pueblo, te bendeciré y haré famoso tu nombre, que será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Por ti serán benditas todas las naciones de la tierra. Partió Abrán, como le había dicho el Señor. Tenía Abrán setenta y cinco años” (Gen. 12, 1-4).