Bautismo del Señor (A)

9-1-2011 BAUTISMO DEL SEÑOR (A)

Is. 42, 1-4.6-7; Slm. 28; Hch. 10, 34-38; Mt. 3, 13-17



Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

Aunque hace ya algún tiempo prediqué sobre los ritos del sacramento del Bautismo y su significado, nunca está de más el repetir hoy lo ya dicho:

- Escrutinio. En esta parte se les pregunta a los padres y padrinos qué desean para los bautizandos (el Bautismo) y si están dispuestos a educarlos en la fe cristiana de amar a Dios, al prójimo y a los mandamientos tal y como se nos enseña en los evangelios. Luego el sacerdote hace sobre la frente de la criatura la señal de la cruz (asimismo los padres y padrinos) como signo de su aceptación en la Iglesia y de la salvación de Cristo sobre dichas criaturas.

- Exorcismo. Después de las lecturas y del sermón, el sacerdote invoca el poder de Dios para que libre a las criaturas del poder de Satanás, para que los arranque de las tinieblas para la luz, para que los libre del pecado original y los haga templo del Espíritu Santo.

- Unción. Se dice a los padres que descubran el pecho de las criaturas para que el sacerdote los unja con el aceite de los catecúmenos, que ha sido bendecido por el obispo en la Misa Crismal. En las luchas griegas de las olimpiadas los deportistas se ungían con aceite por todo el cuerpo para estar más ágiles, para tener los músculos más distendidos y estar más resbaladizos para sus contrincantes. En definitiva, se ungían para luchar mejor; pues así sucede con esta unción con la que la Iglesia prepara a sus hijos, ya que la vida de fe es una vida de lucha (“Esforzaos en entrar por la puerta estrecha…, porque es estrecha la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y son pocos los que lo encuentran” [Mt 7, 13-14]).

- Bendición del agua. El sacerdote bendice el agua con la que a continuación serán bautizadas las criaturas. Agua que significa limpie­za (que nos purifica de nuestras suciedades), agua que es fuente de vida (pues sin ella los frutos no pueden crecer), pero también agua que es fuente de muerte (que puede arrasar, como el Tsunami de las Navidades de 2004, y de tantas otras ocasiones, recientemente por Andalucía y Australia) y agua que arrasa nuestros pecados. Vemos esto en la oración de bendición del agua en donde se recuerda el diluvio universal. También en la oración se recuerda el paso del pueblo de Israel por en medio del mar Rojo. Así, se simboliza que Israel pasó de la esclavitud a la libertad a través del agua. Luego se recuerda el paso del desierto a la tierra prometida a través del río Jordán. De este modo se simboliza el paso desde el desierto, lugar de sed-calor-peligros a la tierra prometida en donde Dios nos espera; etc.

- Promesas y credo. Los padres y padrinos en nombre de las criaturas, que entonces no pueden hablar por sí mismas, si tienen pocos meses de vida, prometen a Dios y ante la comunidad eclesial que desean rechazar el pecado y todo lo que conlleva de alejamiento de Dios y del prójimo. Igualmente se confiesa la fe en Dios Padre, en Dios Hijo, en Dios Espíritu Santo y en la Santa Iglesia de Dios. Si falta uno de estos elementos o no se acepta, entonces quiere decir que no se puede seguir adelante con el Bautismo, pues no tiene sentido bautizarse en una fe que no se acepta, entrar en una Iglesia que no se acepta.

- Bautizo. Se puede hacer de tres modos: 1) Sumergiendo la criatura en el agua. Así, mediante la inmersión, era cómo bautizaba primeramente S. Juan Bautista. He visto algún cuadro en donde S. Juan con una concha echaba agua sobre la cabeza de Jesús y de este modo lo bautizaba, pero nada más lejos de la realidad. Más bien se acercaba la gente, S. Juan estaba en medio del río y sujetando a uno por los hombros o por la cabeza le introducía entero debajo del agua. Así es como hicieron los primeros cristianos sumergiendo a los que iban a ser bautiza­dos por tres veces; de este modo simbolizaban las tres personas de la Santísima Trini­dad y los tres días que Jesucristo estuvo enterrado en el sepul­cro hasta que resucitó. Y esto podía hacerse en un río o en una piscina. Incluso ahora algunos grupos cristia­nos bautizan hoy día a sus hijos de este modo. 2) Otra forma de bautizar es utilizando la aspersión con un hisopo, cuando hay una gran cantidad de gente para bautizar. Se dice que S. Francisco Javier en la India bautizó en un solo día a 10.000 personas de este modo. 3) Y el último modo de bautizar es el comúnmente conocido por echar agua sobre la cabeza del bautizando por tres veces mientras se dice la fórmula: "N., yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo."

Normalmente para bautizar se utiliza el agua; por eso deci­mos que hay Bautismo de agua, pero igualmente existen otras dos clases de Bautismos: el de sangre y el de deseo. El de sangre es el de aquella persona que, queriendo ser cristiano y estando preparándose en doctrina cristiana para recibirlo, resulta que antes de ello acontece una persecución contra los cristianos y él, pudiendo librarse, se presenta voluntariamente al suplicio y lo matan. El derramamiento de su propia sangre sobre su cuerpo es su mismo Bautismo (Santos Inocentes, primeros bautizados). El Bautismo de deseo es de aquel que se encuentra en la misma situación que el anterior -se está preparando en la doctri­na cristiana para ser bautizado- y resultando que tiene una enfer­medad o situación de peligro accidental que lo lleva a la muerte, y no teniendo a nadie que lo bautice al morir, confiesa interior­mente su deseo de ser cristiano, su fe en Jesucristo y por este mismo deseo es bautizado.

- Crismación. Con aceite bendecido por el obispo se unge en la coronilla al recién bautizado y queda constituido sacerdote (está capacitado para comunicarse con Dios y ser intermediario para otros ante Dios), profeta (puede hablar a los demás de parte de Dios y recibir de El su palabra) y rey (está llamado a reinar con Cristo en el Reino de los cielos).

- Vestidura blanca. Es el alba que se ponen los sacerdotes, obispos, diáconos, o monaguillos en las celebraciones. Es una vestidura propia de todo cristiano, y no sólo de los clérigos. Esta vestidura blanca significa la limpieza de los pecados personales y/o del pecado original.

- Vela. Se coge el fuego únicamente del cirio pascual (no de un mechero o cerilla cualquiera), que representa a Cristo resucitado.

- Effetá (ábrete). Lo mismo que Cristo hizo oír a los sordos y hablar a los mudos (les tocaba según los curaba), así el sacerdote toca los oídos y la boca de la criatura para que, a su tiempo, pueda escuchar la Palabra de Dios y pueda hablar con El y de El.

- Ofrecimiento a la Virgen. Este rito no está en los libros litúrgicos, pero muchos sacerdotes lo hacemos. Al terminar la ceremonia ofrecemos a los recién bautizados a la Virgen María para que ella ejerza como Madre suya durante toda la vida.

Espero que estas palabras sirvan para conocer mejor este sacramento tan importante en nuestra vida de fe.