Epifanía (B)

6-1-2012 EPIFANIA DEL SEÑOR (B)
Is. 60, 1-6; Sal. 71; Ef. 3, 2-3a.5-6; Mt. 2, 1-12
Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
Celebramos hoy la festividad de la Epifanía del Señor, más conocida como la festividad de los Reyes Magos. Como ya os he dicho en otras ocasiones, “Epifanía” es una palabra que procede del griego y que significa “manifestación”. En el evangelio del domingo pasado leíamos cómo el Niño Dios se había manifestado (Epifanía) al pueblo de Israel personificado en los pastores. Hoy, día de 6 de enero, leemos cómo el Niño Dios se manifiesta (Epifanía) a unos extranjeros, a los magos de oriente.
- Me llama la atención que gran parte del relato que nos hace hoy el evangelio se centre en narrar las reacciones de Herodes, de los sumos pontífices y de los letrados del país ante el nacimiento de Jesús. Ellos tenían ante sí todos los medios para conocer y reconocer al Mesías de Dios, pero NO se movieron ni un paso de sus casas y de sus palacios para acercarse a Belén. Sin embargo, los pastores SÍ dejaron sus rebajos, su descanso bien merecido para ver al Niño Dios y para estar con Él. Igualmente los magos de oriente SÍ dejaron las seguridades de sus casas y de sus países para ver y adorar al Niño Dios, pero –repito- Herodes, los sacerdotes judíos y los sabios no movieron ni un músculo para ir ante el Hijo de Dios. Si hubiera venido el emperador romano a Israel, entonces sí que hubieran dejado todo para estar con él; pero para ver a Dios, al Mesías no se movieron nada; no le dieron importancia. A estas gentes (Herodes, los sacerdotes judíos y los sabios) da ganas de decirles aquel dicho tan de nuestros días: “¡Que no te enteras, Contreras!”
Pero este no enterarse es bastante común entre nosotros, los humanos. Veamos un poco lo que sucede a nuestro alrededor: 1) Un chico de Túnez empezó las revueltas en el mundo árabe al quemarse a lo bonzo por la corrupción generalizada de sus gobiernos. Los jefes árabes no se enteraban o no querían enterarse de los que sucedía entre sus ciudadanos. Y tanto tiraron de la cuerda, que, al final, ésta rompió. Los medios de comunicación han tomado como fecha de inicio de la revuelta en Túnez y por consiguiente en todo el mundo árabe el viernes 17 de diciembre de 2010, cuando el joven universitario y vendedor ambulante Mohammed Bouazizi se quemó a lo bonzo en la ciudad de Sidi Bouzid, para protestar por la acción de la policía que, al confiscarle su puesto callejero de venta de frutas, le había condenado al paro y a la miseria más absoluta. Los hechos continuaron por la reacción de la población con fuertes protestas ante el suceso, así como el incremento excesivo de los precios en los alimentos básicos, la corrupción, las malas condiciones de vida de los habitantes tunecinos y la falta de oportunidades para superar la crisis económica que sufría el país desde 2008. Después de Túnez las revueltas pasaron a Egipto, a Yemen, a Marruecos, a Jordania, a Libia, a Siria… Ahora muchos jefes árabes quieren “enterarse”, pero ya es tarde en muchos casos. Ahora muchos jefes árabes (Gadafi, Mubarak, Ben Alí) quisieran “haberse enterado”, pero ya es tarde en muchos casos.
2) También podríamos decir lo mismo (“¡Que no te enteras, Contreras!”) con lo de la crisis económica. Era anunciada por algunos, pero mucha gente no quiso enterarse y siguieron endeudándose, comprando y huyendo hacia adelante hasta que “les pilló el toro”. Supe del caso de un avispado hombre de negocios que a mediados de la década de 2000 cogió su dinero, el dinero de sus hijos y de sus conocidos y compró unos terrenos; los edificó y vendió las viviendas sacando mucho dinero. Al ver la ganancia, de más de un 500 %, más gente, además de los primeros, le confió su dinero a este avispado hombre de negocios, e incluso éste hombre pidió dinero prestado al banco e hipotecó su casa; luego con todo el dinero que había reunido compró otros terrenos y los edificó, pero cuando fue a vender la nueva remesa de viviendas… era ya 2009, y entonces no se vendía nada. Al final, este hombre perdió el dinero de sus amigos, de sus conocidos, de sus familiares, de sus hijos, el suyo propio, su casa de toda la vida… Ahora muchos avispados negociantes, empresarios, obreros, amas de casa, padres de familia, gobernantes, etc. quisieran “haberse enterado”, pero ya es tarde en muchos casos.
Pues, como dije más arriba, así sucedió en Israel: Herodes, los sacerdotes judíos y los sabios iban a lo suyo y a pesar de las señales que les venían, no quisieron enterarse de lo que sucedía muy cerca de ellos. El acontecimiento universal y cósmico, el hecho más importante de la humanidad, es decir, el nacimiento del Hijo de Dios para ellos pasó entonces desapercibido. Ellos estaban muy cómodamente instalados en su vida y en Israel. Un Mesías les traería problemas y complicaciones, por eso quisieron “pasar” de la noticia, o quisieron ahogarla en sangre, como Herodes con los Santos Inocentes. Ahora, me consta por la fe, Herodes, los sacerdotes judíos y los sabios quisieran “haberse enterado”, pero ya es tarde en muchos casos.
- Tengo miedo que también a nosotros se nos diga hoy día aquello de “¡que no te enteras, Contreras!”, en referencia a la venida de Jesús, el Hijo de Dios a nuestras vidas, a nuestro mundo. No dejemos que las fiestas, las reuniones de familia, las comidas, las pagas extras, los problemas y discusiones, el deseo que pasen pronto estos días, que para muchos son de los más tristes del año…, nos impidan enterarnos de lo que realmente importa: Dios nos entrega a su Hijo querido para nuestra salvación y para nuestra alegría. No dejemos que los “Herodes, los sacerdotes judíos y los sabios” de ahora nos arrebaten esta alegría y a este Jesús, y no dejemos que se desvíe nuestra atención. Si ellos quieren ver otras cosas, que las vean. Nosotros sabemos bien dónde está nuestro tesoro. Los que quieren enterarse, como los magos de oriente y los pastores, entonces se llenan de inmensa alegría, pueden entrar en el corazón de Jesús y pueden ver a éste con María, su madre.