Bautismo del Señor (C)



13-1-2013                               BAUTISMO DEL SEÑOR (C)

Homilía del Bautismo del Señor from gerardoperezdiaz on GodTube.

Homilía de audio en MP3
Queridos hermanos:
            Homilía de la preparación o catequesis para el Bautismo.
            El domingo pasado, día de la Epifanía del Señor, leíamos el evangelio en el que se nos narraba la visita que los magos de oriente hicieron al Niño Jesús, recién nacido. En el domingo de hoy, día del Bautismo del Señor, se nos narra el comienzo de la vida pública de Jesús.
En el evangelio de San Lucas leemos: “Cuando Jesús comenzó su ministerio, tenía unos treinta años…” (Lc. 3, 23). Pero, ¿qué fue lo sucedió entre el episodio de los Magos, cuando Jesús estaba recién nacido, y el inicio de la vida pública de Jesús? ¿Qué fue de la vida de Jesús durante esos 30 años?En el evangelio sólo se nos dan dos datos: a) que Jesús fue con sus padres a Egipto y estuvo allí sus primeros años de vida, y b) que, habiendo regresado a Nazaret y con 12 años de edad, estuvo en una peregrinación con José y María en el templo de Jerusalén.
            Estos vacíos en la vida de Jesús han querido ser rellenados por los que se denominan los evangelios apócrifos, es decir, escritos sobre la vida de Jesús, pero que no se consideraron por la primitiva Iglesia como inspirados por Dios. Veamos un ejemplo en el evangelio apócrifo de Tomás: “El hijo de Anás, el escriba, se encontraba allí, y, con una rama de sauce, dispersaba las aguas que Jesús había reunido. Y Jesús, viendo lo que ocurría, se encolerizó, y le dijo: ‘Insensato, injusto e impío, ¿qué mal te han hecho estas fosas y estas aguas? He aquí que ahora te secarás como un árbol, y no tendrás ni raíz, ni hojas, ni fruto’. E inmediatamente aquel niño se secó por entero. Y Jesús se fue de allí, y volvió a la casa de José. Pero los padres del muchacho muerto lo tomaron en sus brazos, llorando su juventud, y lo llevaron a José, a quien reprocharon tener un hijo que hacía tales cosas. Otra vez, Jesús atravesaba la aldea, y un niño que corría, chocó en su espalda. Y Jesús, irritado, exclamó: ‘No continuarás tu camino’. Y, acto seguido, el niño cayó muerto. Y algunas personas, que habían visto lo ocurrido, se preguntaron: ‘¿De dónde procede este niño, que cada una de sus palabras se realiza tan pronto?’ Y los padres del niño muerto fueron a encontrar a José, y se le quejaron, diciendo: ‘Con semejante hijo no puedes habitar con nosotros en la aldea, donde debes enseñarle a bendecir, y no a maldecir, porque mata a nuestros hijos’”. ¿A que es muy duro y negativo lo que aquí se dice sobre Jesús?
            Bien, descartados los evangelios apócrifos como fuentes de la vida de juventud de Jesús, ya que sus hechos no se corresponden con lo que Él nos predicó e hizo en su vida pública[1], ¿qué podríamos decir de la vida oculta de Jesús? Esto nos interesa porque en el evangelio se nos dice que Dios proclamó desde el cielo a Jesús de este modo: “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”. Sí, las lecturas de hoy nos dicen de Jesús que Él abrirá los ojos de los ciegos, que sacará a los hombres de sus prisiones (físicas, psicológicas, morales y espirituales), que les dará luz, y que no quebrará la caña cascada ni apagará el pábilo vacilante[2]… Jesús hará eso a partir de los 30 años, a partir de que comience su vida pública, pero –vuelvo a repetir– ¿qué hizo antes de cumplir los 30 años? Muy sencillo: Jesús se estuvo preparando para esta tarea ingente que el Padre le había encomendado. En cuanto verdadero Dios, Jesús ya estaba preparado. En cuanto verdadero hombre, Jesús tenía que prepararse. Lo mismo que, cuando un adulto se quiere bautizar, ha de realizar una catequesis, un catecumenado preparatorio, también Jesús tuvo que hacer una “catequesis” preparatoria durante 30 años para ser bautizado en el Jordán y para desarrollar la misión a la que había sido llamado por Dios Padre.
            Y en el día de hoy quisiera destacar dos ideas: 1) La necesidad que tenemos los hombres de vivir una vida tranquila, serena, rutinaria, sencilla, es decir, una vida normal. A veces podemos pensar que los grandes hombres han hecho grandes gestas, y esto es así; pero estos hombres han podido realizarlas porque han llevado una vida bastante normal durante la mayor parte de su vida. En nuestra existencia puede haber un 5% de hechos extraordinarios, pero el resto 95% es una vida compuesta de hechos normales y repetidos. 2) La vida “rutinaria” nos prepara para las grandes decisiones y acontecimientos. Sin esa preparación, los hombres no podríamos llegar a hacer cosas importantes. Un título universitario conseguido en una graduación es el resultado final de muchas horas… de estudios, de clases, de privaciones, de errores, de logros… Una amistad es el resultado de tanto tiempo dedicado al amigo, de tantos momentos en los que se compartió lo bueno y lo malo, de tantos momentos en que se perdonó y se fue perdonado, de tantos momentos en que se amó y se fue amado…
            Jesús no fue simplemente un hombre que ya estaba tan preparado para la misión del Padre a los 30 años, como a los 15 años, como a los 4 años de edad. Él necesitó prepararse y ser preparado para cumplir lo que se nos dice en las lecturas de hoy. Ciertamente no sabemos qué sucedió durante los 30 años primeros de vida de Jesús. Pero lo que sí podemos suponer es que, como nos dice la Escritura, Jesús vivió bajo la autoridad de sus padres siendo un buen hijo. Jesús trabajó y ayudó en casa para traer el pan a la mesa. Jesús respetó y amó a sus padres. Jesús oró y pasó tiempo hablando con su Padre Dios. Jesús practicó las virtudes humanas de la paciencia, de la laboriosidad, de la responsabilidad, de la honestidad, de la veracidad, de la austeridad; y también practicó las virtudes de la caridad, de la esperanza, de la fe, del amor a Dios y a los que le rodeaban. Jesús vivió, sufrió y experimentó la vida ordinaria con los hombres de su tiempo y que estaban a su alrededor. Jesús acudió a la sinagoga semanalmente a escuchar la Sagrada Escritura: los profetas, los salmos, los hechos del pueblo de Israel en Egipto y antes de Egipto…
            Una vez que Jesús estuvo preparado y hubo hecho la “catequesis” para el Bautismo, entonces fue empujado por el Espíritu Santo hasta el Jordán para ser bautizado por su primo Juan el Bautista.
            A modo de conclusión quisiera subrayar hoy dos cosas:
            1) Aceptemos y amemos nuestra bendita vida ordinaria, que supone la mayor parte de los años de nuestra existencia. No estemos intentado hacer o que nos sucedan cosas extraordinarias a cada instante. De los 33 años de vida de Jesús, 30 los vivió de un modo ordinario y rutinario.
            2) Aprovechemos esta bendita rutina, que forma la mayor parte de nuestra vida, para prepararnos a responder a la voluntad de Dios en las grandes ocasiones y en el día a día de nuestra vida.


[1] Recordad que en la segunda lectura, cuando San Pedro nos habla de Jesús, dice de Él: “Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien. Si Jesús pasó su vida haciendo el bien, como nos dice San Pedro, no pudo Jesús, siendo niño, haberse encolerizado fácilmente contra los demás, ni pudo insultarles con palabras como “insensato, injusto, impío”, ni pudo haber matado a unos niños que jugaban con las aguas de un arroyo o que accidentalmente chocaron contra Él.
[2] Está imagen está tomada por el profeta Isaías de los juicios israelitas en los que estaba encendida una mecha o puesta una caña. Si el acusado era declarado culpable, se significaba esta culpabilidad apagando la mecha o rompiendo la caña. Con esta imagen el profeta quiere decir que, cuando a uno van a declararlo culpable y por ello tiene la mecha humeante o la caña cascada, el elegido de Dios (Jesús) no apagará dicha mecha ni terminará de romper tal caña, pues siempre procurará salvar al hombre.