Domingo XVI del Tiempo Ordinario (A)

17-7-11 DOMINGO XVI TIEMPO ORDINARIO (A)

Sab. 12, 13.16-19; Slm. 85; Rm. 8, 26-27; Mt. 13, 24-43


Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

Tenemos que acostumbrarnos a escuchar, y no simplemente a oír, la Palabra de Dios. Escuchar supone un plus: supone acoger en mi interior lo que se me dice o lo que leo y, además, supone profundizar en el sentido de las palabras. Así, hemos de preguntarnos qué nos quiere decir Dios, aquí y ahora, con su Palabra y de qué modo hemos de aplicar dicha Palabra a nuestra vida concreta. Yo voy a tratar de ayudaros un poco a esto sabiendo que lo que vale para mí, vale igualmente para los demás, pues no somos tan diferentes unos de otros, ni tenemos necesidades tan diversas unos de otros.

- Alguno puede pensar que varias frases de este evangelio no son para el mundo moderno de hoy; por ejemplo cuando Jesús explica la primera parábola y dice: “la cizaña son los partidarios del maligno; el enemigo que la siembra es el diablo”. ¿Son modernas estas palabras de Jesús, o son ya antiguas? Más aún, ¿son reales estas palabras de Jesús en estos tiempos? Yo personalmente creo que son totalmente reales, actuales y, por tanto, son totalmente modernas. Fijaros de qué modo tan sutil puede Satanás actuar: El martes venía yo de Alemania en el autobús desde Madrid a Oviedo. En la radio pusieron una canción de Amaral. La canción es pegadiza y el estribillo dice así: ‘Te necesito, como a la luz del sol, en este invierno frío para darme tu calor’. Pero al escucharla más veces me di cuenta de que la letra de esta canción no es tan inocente. Leo: ‘Como quieres que me aclare si aún soy demasiado joven para entender lo que siento, pero no para jurarle al mismísimo Ángel Negro que, si rompe la distancia que ahora mismo nos separa, volveré para adorarle. Le daría hasta mi alma, si trajera tu presencia a esta noche que no acaba…’ Ese ‘Ángel Negro’ es Satanás, al cual Amaral está dispuesta a adorarle e incluso está dispuesta a entregarle su alma, si actúa para que ella pueda unirse con el hombre amado. Esta canción con música pegadiza va calando entre nosotros, y con ella cala esa letra. Éste es uno de los modos de siembra del diablo entre nosotros. Éste es uno de los modos de que aparezca la cizaña y crezca en medio del campo de trigo sembrado por Dios.

- Creo que alguno de vosotros ya ha escuchado alguna vez esta anécdota: “Una chica estaba esperando su vuelo en una sala de un aeropuerto. Como debía esperar un largo rato, decidió comprar un libro y también un paquete de galletas. Se sentó para poder descansar y leer en paz. En un asiento de por medio, se sentó un hombre que abrió una revista y empezó a leer. Entre ellos quedaron las galletas. Cuando ella cogió la primera, el hombre también tomó una. Ella se sintió indignada, pero no dijo nada. Solo pensó: ‘¡Qué descarado; si yo fuera más valiente, hasta le daría una bofetada para que nunca lo olvide!’ Cada vez que ella cogía una galleta, el hombre también tomaba una. Aquello le indignaba tanto que no conseguía concentrarse ni reaccionar. Cuando quedaba solo una galleta, pensó: ‘¿Qué hará ahora este aprovechado?’ Entonces, el hombre partió la última galleta y dejó media para ella. ¡Ah! ¡No! ¡Aquello le pareció demasiado! ¡Se puso a resoplar de rabia! Cerró su libro, cogió sus cosas y se dirigió al sector del embarque. Cuando se sentó en el interior del avión, miró dentro del bolso, y para su sorpresa, allí estaba su paquete de galletas intacto y cerrado. ¡Sintió tanta vergüenza! Sólo entonces se dio cuenta de lo equivocada que estaba. ¡Había olvidado que sus galletas estaban guardadas dentro de su bolso! El hombre había compartido las suyas sin sentirse indignado, nervioso, consternado o alterado”.

Una de las moralejas de esta historia es ésta: ¿Cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones cuando debiéramos observar mejor? ¿Cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de las personas?

- Esta historia encaja muy bien en las lecturas que acabamos de escuchar. Encontramos palabras preciosas en la primera lectura: “Tu soberanía universal te hace perdonar a todos […] Enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano, y diste a tus hijos la dulce esperanza de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento”. Dios perdona a todos, no sólo a unos pocos: no sólo a los ricos, no sólo a los pobres, no sólo a los católicos, no sólo a los de arriba o a los de abajo…

Cuando el hombre peca, esa acción procede del hombre, que voluntariamente se aparta de Dios. Pero, en medio de ese pecado, Dios se muestra al hombre y le concede una “dulce esperanza”: el arrepentimiento, que es el preludio del perdón. El pecado procede del hombre; el arrepentimiento y el perdón proceden de Dios. Y Dios pide al hombre, a todo hombre, pero sobre todo al justo que sea humano, es decir, compasivo y misericordioso, como Dios lo es. El justo, al modo del mundo, hace las cosas bien, pero eso no basta. El justo, al modo de Dios, hace las cosas bien, es humano, y perdona, porque es perdonado por Dios. Así le ha enseñado Dios a actuar.

¿Cuántas veces nos hemos preguntado por qué Dios permite la existencia de los malos en este mundo? ¿Por qué Dios no les saca de este mundo o les deja morir antes para que hagan menos daño? A esta pregunta contesta Jesús con la parábola del trigo y de la cizaña, que acabamos de escuchar: Dios no quiere que se arranque la cizaña (los malos) antes de tiempo, porque “podríais arrancar también el trigo”. Nosotros sí que hubiéramos llamado la atención al hombre que en el aeropuerto “nos comía” las galletas, sin darnos cuenta que, en muchas ocasiones, somos nosotros quienes comemos las galletas a los demás. En efecto, ¿quiénes de nosotros somos el trigo? ¿Quiénes de nosotros somos la cizaña? Nosotros somos en tantas ocasiones los malos, la cizaña, pero también, en tantas ocasiones somos el trigo.

- En definitiva, esta Palabra de Dios nos habla de su PACIENCIA. Él espera en nosotros, Él espera de nosotros que cambiemos, pues nadie es blanco o negro, sino que somos grises, con partes buenas y partes menos buenos. Dios tiene paciencia con nosotros, pues espera que nos vayamos acercando a El a través del arrepentimiento y del perdón, que es la “dulce esperanza” que da a TODOS LOS HOMBRES. Y así la paciencia de Dios ha de ser el modelo de nuestra paciencia. Paciencia para con Él (si no va todo tan deprisa como queremos); paciencia para con nosotros mismos (si fallamos una y mil veces); paciencia para con los demás (si no son como nosotros querríamos y cuando nosotros queríamos; quizás, al fin y al cabo, sean ellos los que tengan más razón que nosotros).

Domingo XV del Tiempo Ordinario (A)

20-7-08 DOMINGO XVI TIEMPO ORDINARIO (A)

Is. 55, 10-11; Slm. 64; Rm. 8, 18-23; Mt. 13, 1-23

Emprendo este miércoles, 6 de julio, un viaje de trabajo a Alemania. Estaré fuera, Dios mediante, hasta el 12. Por ello, este domingo que viene no podré “subir” la homilía del domingo XV del tiempo ordinario.

Un abrazo Andrés

Domingo XIV del tiempo ordinario (A)

3-7-11 DOMINGO XIV TIEMPO ORDINARIO (A)

Zac. 9, 9-10; Slm. 144; Rm. 8, 9.11-13; Mt. 11, 25-30



Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

En el día de hoy acabamos de escuchar un texto bellísimo. Jesús habla de su Padre Dios y todo su amor hacia Él le sale a borbotones. Sin embargo, no voy a comentar este trozo del evangelio en esta ocasión, pues ya lo he hecho en años anteriores.

- He pensado detenerme hoy en el salmo 144. Hay un hecho incontestable: las palabras de Jesús en el evangelio de hoy y las palabras del salmista sólo pudieron ser dichas y escritas por personas que tuvieron previamente una experiencia de Dios. Y esto no se inventa ni se fabrica; no basta con leerlo en los libros o con ser un literato o un poeta. Se notaría enseguida si las palabras sobre Dios proceden de la vida, de la experiencia o han sido simplemente memorizadas o es mera teoría. Voy a poner un ejemplo: ¿Habéis oído hablar de Manuel García Morente? Manuel nació en 1886 y huyó por la guerra civil española a París. Él fue catedrático de Ética y ateo confeso, pero un día se convirtió al cristianismo y más tarde se ordenó sacerdote. Aquí está el relato de su conversión en base a un encuentro personal con Dios. Estando en París, el 29 de abril de 1937, a medianoche se puso a oír música clásica. Escuchaba “L’enface de Jesús”, de Berlioz y de repente le sucedió esto que escribió en su diario: “No puedo decir exactamente lo que sentí: miedo, angustia, aprensión, turbación, presentimiento de algo inmenso, formidable, inenarrable que iba a suceder ya mismo, en el mismo momento, sin tardar. Me puse en pie, todo tembloroso, y abrí de par en par la ventana. Una bocanada de aire fresco me azotó el rostro. Volví la cara hacia el interior de la habitación y me quedé petrificado. Allí estaba Él. Yo no lo veía, yo no lo oía, yo no lo tocaba. Pero Él estaba allí. Yo permanecía inmóvil, agarrotado por la emoción. Y la percibía: Percibía su presencia con la misma claridad con que percibo el papel en que estoy escribiendo y las letras –negro y blanco- que estoy trazando. Pero no tenía ninguna sensación, ni en la vista, ni en el oído, ni en el tacto, ni en el olfato, ni en el gusto. Sin embargo, le percibía allí presente, con entera claridad. Y no podía caberme la menor duda de que era Él, puesto que le percibía, aunque sin sensaciones. ¿Cómo es posible? Yo no lo sé. Pero sé que Él estaba allí presente, y que yo, sin ver, ni oír, ni oler, ni gustar, ni tocar nada le percibía con absoluta e indubitable evidencia. Si se me demuestra que no era Él o que yo deliraba, podré no tener nada que contestar a la demostración, pero tan pronto como en mi memoria se actualice el recuerdo, resurgirá en mí la convicción inquebrantable de que era Él, porque yo le he percibido. No sé cuánto tiempo permanecía inmóvil y como hipnotizado ante su presencia. Sí sé que no me atrevía a moverme y que hubiera deseado que todo aquello –Él allí- hubiera durado eternamente, porque su presencia me inunda de tal y tal íntimo gozo que nada es comparable al deleite sobrehumano que yo sentía. ¿Cómo terminó la estancia de Él allí? Tampoco lo sé. Terminó. En un instante desapareció. Una milésima de segundo antes estaba Él allí y yo lo percibía y me sentía inundado de ese gozo sobrehumano que he dicho. Una milésima de segundo después ya no estaba Él allí, ya no había nadie en la habitación, ya estaba yo pesadamente gravitando sobre el suelo y sentía mis miembros y mi cuerpo sosteniéndose por el esfuerzo natural de los músculos”.

- Bien, y ahora vamos ya con el salmo 144. En el trozo que acabamos de escuchar hay 1) algunas partes en las que el salmista habla de Dios y de sus atributos, y 2) en otras partes se alaba y se glorifica a Dios. En esto último la alabanza se hace en primera persona del singular, pero también se exhorta a toda la creación a dicha alabanza.

1) Veamos primero la descripción de Dios y los atributos que le pone el salmista:

“El Señor es clemente y misericordioso,

lento a la cólera y rico en piedad;

el Señor es bueno con todos,

es cariñoso con todas sus criaturas”.

Sí, el hombre que conoce a Dios cara a cara se siente amado y perdonado por Dios. Ese hombre siente y sabe que Dios le ama y le perdona a él, pero también a todos los hombres: a los que conoce y a los que no conoce, a los que le caen simpáticos y a los que no le caen simpáticos. Sí, “el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas”. Hace unos días estaba yo con unas personas (una de ellas era una chica joven) tomando un refresco y me llamaron al móvil. Me aparté un poco para contestar y al volver a la mesa me contaron que unos jóvenes que estaban en la mesa de al lado habían hechos comentarios hirientes sobre mí (yo iba vestido de sacerdote): que si la chica joven era hija mía, que si el móvil lo había pagado con la colecta de la Misa, etc. Yo sentí en ese instante una rabia grande dentro de mí, pero luego el Señor tuvo misericordia de mí y me dijo: ‘Andrés, si yo los amo y los perdono, si yo soy bueno con ellos, si yo tengo paciencia con ellos, cómo tú no la vas a tener con ellos. Además, yo también te amo y te perdono a ti, y tengo paciencia contigo’. Por eso, hoy digo con el salmista: “El Señor es clemente y misericordioso […]; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas”, y pido perdón a Dios por aquellos jóvenes y por mí, que soy mucho más pecador que ellos.

Y sigue el salmo diciendo:

“El Señor es fiel a sus palabras,

bondadoso en todas sus acciones.

El Señor sostiene a los que van a caer,

endereza a los que ya se doblan”.

Cuando las cosas nos vayan mal, nunca echemos la culpa a Dios. Si pierdo el trabajo, no tiene la culpa Dios. Si se me muere un familiar cercano o un amigo querido, no tiene la culpa Dios. Si hablan mal de mí o pierdo el permiso de conducir por infracciones de tráfico, no tiene la culpa Dios. Si hay un terremoto en Haití o mueren soldados españoles en Afganistán, no tiene la culpa Dios. Pues el Señor es “bondadoso en todas sus acciones”. El Señor no es nuestro contrario ni nuestro enemigo, ni nos tiene envidia. No, el Señor nos sostiene en las dificultades, nos consuela en los sufrimientos, nos acompaña en las soledades. Ésta es la imagen correcta de Dios, porque es la imagen verdadera. Así lo experimentaron Jesús, el salmista, Manuel García Morente y tantos otros a lo largo de la historia de la humanidad.

2) Por todo ello el salmista alaba a Dios diciendo:

“Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;

bendeciré tu nombre por siempre jamás.

Día tras día, te bendeciré

y alabaré tu nombre por siempre jamás”.

Pero al salmista no le basta con alabar él solo a Dios. El salmista quiere que todos los hombres, que todos los animales, que toda la creación alaben también a Dios y por eso escribe:

“Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,

que te bendigan tus fieles;

que proclamen la gloria de tu reinado,

que hablen de tus hazañas”.

¡Que así sea!

CON MIS ALAS AL VIENTO


Pues no,llegaron las tres de la tarde del sabado y me decía yo,pues va a ser que no le han cortado las alas a los azules.Efectivamente, no paso nada como preveia en el post anterior,el mismo dominio y la misma diferencia que otros fines de semanas,aunque algunos en la sexta quieran ver algo distinto,si es que va a ser que esta gente tiene muchas alas.
Una vez despejada la duda,todo fue coser y cantar para Vettel en el Gp de Europa de F1,sin complicaciones en una carrera dominada de principio a fin,con la sola molestia del coche rojo pero controlado en todo momento.Gran actuación de Fernando y aunque me cueste decirlo del equipo ya que en ciertos momentos de la carrera más creía en una nueva cagada que en otra cosa.Partida de ajedrez entre Alonso y Webber,después de la mala salida del primero que solvento increíblemente al final,todo se centraba en las entradas en boxes,acertaron en retrasar alguna vuelta para  utilizar lo mínimo los intermedios  que eran bastante más lentos que los blandos,eso unido a un regalito del australiano que perdió 4 seg en una vuelta dio la merecida 2 plaza al asturiano,que de no haber sido así la hubiera recuperado después por los problemas del Red Bull,y eso si que es noticia "primera avería de la temporada".Lo que es la vida,todos super contentos por quedar segundo,!ay que tiempos aquellos!.
Sinceramente, fue la carrera más aburrida de lo que llevamos de año,se empeñan en circuitos contra natura y sin chicha ni limona, por el simple aliciente del don dinero (para el dueño del cortijo,don Bernie),es casi imposible adelantar y si a eso unimos que eligen mal las zonas de activación del Drs pues peor.Duele por ser valencia pero ni es un circuito espectacular ni practico y no es de extrañar que pueda caer pronto del calendario,tiempo al tiempo.
Muy buena carrera de Jaime Alguersuari,aunque parezca enfadado con el mundo entero.Claro,tanto darle la vara de que si está en el filo de la navaja,que si el jefe dice,que si tu compañero hace,el pobre pues se enfada y es normal.Si se le da un coche competitivo,él lo hace funcionar y si a eso unimos que acertaron con la estrategia y el comportamiento del coche con los neumáticos,pues mejor que mejor.Le dio un señor repaso al canijo Buemi quien es ahora el que está en el filo.Debe mejorar y mucho la clasificación pero si es así como él dice, el preferir sacrificarla para tener un coche mejor en carrera que a una vuelta,habrá que darle la razón.Dos octavos en 2 Gp que pudieron ser tres hacen allanarte el camino para el futuro,que el premio si se cumple lo prometido será grande.
¿Y el futuro como viene?mejor ni pensar,si en estas tres carreras que no les eran favorables a los Red Bull han ganado 2 y un segundo in extremis,ahora que vienen circuitos con curvas rápidas y mucha carga aerodinámicas la verdad es que opciones pocas o ningunas.Si es verdad que en Silverstone entran en actuación la nueva normativa que hará que esta apisonadora sea algo menor y se notará aun más en calificación dando opciones a terceros para la pole,coto pribado del muchacho,pero no no llevemos a engaño,llevo diciendo desde la tercera carrera que el mundial esta listo para sentencia y sólo una debacle o un accidente que deje en dique seco al alemán,que eolo no lo quiera,serán las únicas causas para que hagan cambiar el parónima.No hay un perseguidor claro,hoy tú mañana yo y si a eso unimos que de 8 Gp  ha conseguido 6 victoria y 2 segundos para que comentar más,frigodedin para rato.

  
Pd: pedazo de aporte de los quicos de F1 Writers,la foto mola,mola,jajaja

Domingo del Corpus Christi (A)

26-6-11 CORPUS CHRISTI (A)

Dt. 8, 2-3.14b-16a; Slm. 147; 1 Co. 10, 16-17; Jn. 6, 51-59



Homilía de audio en MP3

Queridos hermanos:

En estos años pasados he hablado en el día de hoy de diferentes aspectos de la Eucaristía o de la Misa: por ejemplo, he hablado de la adoración, de la presencia de Cristo, el Hijo de Dios, bajo las especies del pan y del vino, del alimento para los cristianos, de la comunión entre Dios y los cristianos y entre los cristianos entre sí… En el día de hoy quisiera decir algunas palabras de otro aspecto o faceta de la Eucaristía: el sacrificio.

- Vivimos en un mundo que no siente ninguna atracción por el sacrificio. Se aprecia la vida, la felicidad, el placer, la comodidad, el disfrute de los bienes… Pero no se aprecia el sacrificio, el desprendimiento, el olvido de sí, el esfuerzo a favor de los demás, la renuncia a las propias apetencias o inclinaciones naturales… Se prefiere el optimismo de la salvación al pesimismo sacrificial.

Características del sacrificio: 1) Hay sacrificios que nos impone el propio peso de la vida, la propia condición humana, y que no tenemos más remedio que aceptar, sea de buen o de mal grado. Pero hay otros sacrificios que podemos imponernos nosotros mismos en la vida, porque dependen de nuestra voluntad. El sacrificio es una forma de encontrarse con uno mismo, ya que en él se descubre la propia limitación, se relativiza lo que es y lo que se tiene, se experimenta una nueva forma de disponer de sí, se aprende a valorar la capacidad personal para afrontar las situaciones difíciles de la vida. 2) Además, el sacrificio es una forma privilegiada de salir fuera de sí y de encontrarse con los demás. Por el sacrificio el otro comprende quién soy yo para él, y yo comprendo quién es el otro para mí. El sacrificio puede ser un encuentro con los demás, un aprendizaje del servicio, una forma de triunfar el amor sobre el egoísmo. Veamos un ejemplo sencillo: “Hace años vivía en un pueblo una familia. El niño tenía unos 5 años y, al ir por primera vez a la escuela, los niños le dijeron que su madre era muy fea y que asustaba. El niño, que nunca se había dado cuenta de eso, cayó en la cuenta de que su madre, efectivamente, tenía muchas arrugas por la cara: la tenía quemada. Por eso, un día el niño le dijo a su madre: ‘-Mamá, eres muy fea’. A lo que la madre replicó: ‘-Sí, hijo, soy muy fea y tengo la cara quemada. Y esto es así, porque siendo tú muy pequeño se incendió tu habitación y yo entré a salvarte y me quemé la cara y parte de mi cuerpo’. Y le enseñó el pecho, la espalda y los brazos con quemaduras, que el niño no había visto nunca, ya que ella lo solía tener cubierto. Al ver aquello y al conocer que su madre se había vuelto fea y se había quemado por salvarlo a él, le dijo: ‘-Mamá, para mí eres la más bella del mundo’”. 3) Asimismo, se ha de decir que el sacrificio no es tanto dar algo que le pertenece a uno cuanto darse a sí mismo.

- Una vez dicho esto sobre el significado general del sacrificio, pasaremos al sacrificio de Cristo, según nos es mostrado en la Sagrada Escritura. Jesús ha hecho un sacrificio total de su persona por los hombres: 1) Él ha asumido la misma naturaleza humana que nosotros al nacer, ha padecido en la cruz y ha muerto por nosotros y por nuestros pecados. Mi siervo salvará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos” (Is. 53, 11b). 2) Él ha hecho una donación total a todos los hombres. No nos ha dado cosas, sino que se ha dado Él mismo. 3) Con esta donación total, con este sacrificio que le ha hecho pasar por insultos, sentimientos de soledad y de traición, golpes, escupitajos, latigazos, horadación de pies y manos, sed y muerte en cruz…, Jesús nos ha manifestado el AMOR de Dios, la manera de luchar contra el pecado, el sentido del sufrimiento y de la muerte de los hombres y la esperanza a la que todos estamos llamados. Oigamos un testimonio de Julio Figar, O.P., que nos puede dar luz sobre el significado del sacrificio de Jesús: “Estaba andando solo y entré en una selva. Todo era muy oscuro. Iba solo y tenía miedo. Cada vez penetraba más adentro. Mi miedo y soledad iban aumentando. Al final de la selva vi una luz y encima de una montaña una cruz. Me acerqué y vi que Cristo estaba en la cruz. Junto a la cruz estaba María. María me dijo a la vez que me daba un papel: ‘Hijo, escribe en el papel las cosas que más te pesan y lo que más te hace sufrir’. Yo apunté allí mi miedo, mi soledad, mis pecados. Ella cogió el papel y lo puso al pie de la cruz. De Cristo cayeron unas gotas de sangre y cubrieron el papel. Hubo un terremoto, se abrió la tierra y se tragó el papel. María me miró y me dijo: ‘Ves hijo, mi Hijo ha muerto por esto. Ya no lo tienes que llevar’”.

- La Iglesia de Dios y los cristianos que la componemos estamos llamados a unirnos a este mismo sacrificio de Cristo. Unas veces este sacrificio será con nuestra propia sangre, como los mártires. Otras veces este sacrificio será espiritual. Así nos lo pedía San Pablo: “Os pido, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que os ofrezcáis como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios” (Rm. 12, 1). Este “sacrificio vivo, santo y agradable a Dios” debemos vivirlo en la vida ordinaria. Y en esta misma línea un texto muy antiguo exhortaba a los primeros cristianos a participar en la Misa habiendo confesado primero los pecados para que su sacrificio fuera puro; y todo aquel que estuviera peleado con algún hombre, debía primero reconciliarse con él y luego acudir a la Misa, “a fin de que no se profane vuestro sacrificio” (Didaché). ¿Os acordáis que hace unos domingos os hablaba de los “muertos vivientes” que todos tenemos? Pues, al terminar de celebrar la Misa de ese día y salir del templo, se me acercó una mujer y me dijo- “¡Qué razón tiene, señor cura, con eso de los “muertos vivientes”! Fíjese que yo tengo una vecina que no trago, porque me hizo una muy gorda… y no se la perdono. Nunca se la perdonaré”. ¡Qué trabajo nos cuesta morir a nosotros mismos y a nuestro amor propio! Éste es el sacrificio que Dios le pide a esta señora, para que su espíritu pueda ser santo, puro, agradable a Dios y tenga vida.

- El lugar por excelencia, donde los cristianos somos testigos privilegiados e incluso actores de este sacrificio de Cristo, está en la Eucaristía, en la Misa: 1) Cristo es el Cordero que va a ser sacrificado sobre el altar. Él no viene a la fuerza o con desconocimiento. Él sabe muy bien lo que le espera y a lo que viene. 2) Cristo es a la vez el sacerdote que ofrece ese Cordero a Dios para la salvación de todos los hombres, por el perdón de los pecados de todos los hombres. 3) Este sacrificio se hizo una sola vez, por eso hay una sola Eucaristía o Misa. Las Misas que ahora celebramos son re-presentación[1] de aquella única Misa, de aquel único sacrificio.


[1] Esto puede ser entendido en el sentido de que Cristo nos traslada a aquel Jueves Santo, a la Santa Cena.